El 8 de abril de 1991, cuando jugaba con unos amigos en un parque, la pequeña Laura Domingo despareció para nunca más volver. Cumplía seis años solo un día después. Más de tres décadas han pasado del infanticidio de la niña burgalesa, pero sigue sin haber certezas de lo que ...
El 8 de abril de 1991, cuando jugaba con unos amigos en un parque, la pequeña Laura Domingo despareció para nunca más volver. Cumplía seis años solo un día después. Más de tres décadas han pasado del infanticidio de la niña burgalesa, pero sigue sin haber certezas de lo que le sucedió. Su caso fue sobreseído sin que se hallara al culpable.
La dramaturga María Velasco se inspira en el secuestro e infanticidio de la pequeña en la obra Primera Sangre que llega este viernes 26 de abril a la escena del Centro Dramático Nacional. Un caso sin resolver, pero solo la punta del iceberg de otros muchos crímenes contra menores en la misma década cuyos interrogantes no han tenido respuesta.
A medio camino entre el memorial y el documento, el thriller y el cuento de fantasmas, la autoficción ha sido galardonada con el XXXI Premio SGAE de Teatro Jardiel Poncela. En ella, Velasco obliga a la reflexión en torno a los abusos sobre la infancia que se escriben en el cuerpo de las mujeres. Con lirismo (la poesía como llave) y rotundidad, Primera sangre nos invita a recuperar la memoria de las que ya no están para multiplicar nuestra existencia.
Lo hace a través del recuerdo de Laura, quien interpela a las vecinas de su edad, al comisario encargado del caso y a un educador: ¿Educamos en el miedo?, ¿el miedo evita el peligro o evita la vida? ¿Es la cultura de la violación una sociedad secreta a la luz del día, como dice la antropóloga y activista Rita Laura Segato?¿Con qué estructuras del abuso convivimos a día de hoy? ¿Cómo vivirán los hombres el cambio de paradigma que se avecina?
"Laura volvió a vivir en mí después de treinta años muerta, cuando una amiga de la ciudad en la que nací me dijo que estaba embarazada de una niña. Aunque empecé a escribir `Primera Sangre´ a raíz de esa noticia, siempre albergué un recuerdo nítido de la foto de Laura: ese cartel, SE BUSCA. Tenía la misma edad que ella, la niña desaparecida (luego asesinada) y estaba aprendiendo a distinguir lo conocido de lo desconocido y el temor de la temeridad, como el verde del rojo. Toda mi pubertad basculé entre estos polos, hasta hacer muy mío eso que Hölderlin expresa sublime: `Donde está el peligro, crece también lo que salva´", reflexiona la autora.
Bajo su punto de vista, es una mentira que se eduque igual a las niñas: no poder pasear libremente por las noches, no poder confiar en la bondad de los desconocidos… "There´s nothing in the world like a pair of red shoes!, se dice en el cuento donde los zapatos rojos hacen bailar a la antiheroína a través de bosques y campos, sin descanso. Suerte que, a pesar del miedo o, tal vez, para plantarle cara, en nuestra adolescencia nos colocamos unos zapatos rojos", manifiesta.
"Bailamos en `Primera Sangre´ un duelo diferido por todas las menores asesinadas en los noventa y por las niñas que salían a la calle pidiendo perdón, con la sensación de que el espacio público no era suyo", asegura María Velasco. Es por eso que la obra es un duelo, pero también un grito contra todas las fuerzas que programan a las niñas y transmutan su vitalidad.