"Las zambullidas o bucear bajo el agua derivan en un repentino cambio de presión y nuestros oídos al compensarlo, producen la sensación de taponamiento", indica Jesús Hervás, responsable del área de audiología de Alain Afflelou. "En verano son también muy habituales infecciones como la otitis. Uno de los motivos es ...
"Las zambullidas o bucear bajo el agua derivan en un repentino cambio de presión y nuestros oídos al compensarlo, producen la sensación de taponamiento", indica Jesús Hervás, responsable del área de audiología de Alain Afflelou. "En verano son también muy habituales infecciones como la otitis. Uno de los motivos es la combinación de humedad, al no drenarse bien el agua del oído, con el calor", concluye Hervás.
Para proteger nuestra salud auditiva durante el verano y evitar molestias, este experto nos aconseja seguir las siguientes pautas:
Los oídos se deben mantener limpios y secos para prevenir posibles infecciones auditivas. "Lo más adecuado sería usar tapones fabricados a medida, que cierran el canal auditivo al paso del agua y reducen así la probabilidad de padecer otitis", indica Hervás. Si no llevamos protectores auditivos, tras el baño es recomendable secar bien la parte externa de los oídos con la toalla y siempre sin introducir nada por el conducto auditivo. Un gesto que, según nuestros audiólogos expertos, también deberíamos incorporar a nuestra rutina diaria tras ducharnos.
Bostezar, incluso imitar ese gesto, o masticar chicle contribuirá a equilibrar la presión de los oídos. El movimiento de los músculos ayudará a solucionar el oído taponado.
Si a pesar de secar los oídos se siguen notando molestias, hay que recostarse sobre una toalla limpia y seca del lado del oido que nos incomode, únicamente por la zona externa. La combinación de esta postura con el calor natural que se genera ayudará a drenar el agua que quede en el conducto auditivo y ayudará a destaponar los oídos.
Los oídos son una estructura muy sensible por lo que, para evitar daños que pueden ser irreversibles, nunca hay que recurrir a bastoncillos u otros objetos para destaponarlos. Los cuerpos extraños pueden provocar lesiones en esta zona tan sensible y, además, al retirar el cerumen, los oídos quedan más vulnerables ante infecciones.
Cuando el baño no es posible, el aire acondicionado puede convertirse en una solución frente al calor sofocante. Las corrientes que genera, a baja temperatura, pueden incidir en nuestros oídos provocando dolores y molestias, por lo que habría que evitar el aire frío directo.