Neurogastronomía: cómo lo que comes influye en tu estado de ánimo

Sonia Baños

¿Qué pasaría si te dijéramos que lo que eliges para desayunar puede cambiar tu humor? ¿O qué ciertos aromas en la cocina tienen el poder de relajarte o activarte en cuestión de segundos? La neurogastronomía, una disciplina fascinante, estudia cómo los sabores, aromas y texturas afectan no solo al paladar, sino también a tu mente, tu estado emocional y tu vitalidad diaria. Hoy en esvivir.com te contamos cómo puedes usar esta ciencia a tu favor para sentirte más feliz, relajada o con más energía, simplemente eligiendo bien lo que comes.

14/04/2025

Los sabores no solo se sienten, también se procesan en el cerebro Cada sabor genera una reacción distinta en nuestro sistema nervioso. Por ejemplo: Lo dulce, como la miel, el chocolate negro o la fruta madura, estimula la dopamina, conocida como la "hormona del placer". Esto explica por qué solemos buscar algo ...

Los sabores no solo se sienten, también se procesan en el cerebro

Cada sabor genera una reacción distinta en nuestro sistema nervioso. Por ejemplo:

  • Lo dulce, como la miel, el chocolate negro o la fruta madura, estimula la dopamina, conocida como la "hormona del placer". Esto explica por qué solemos buscar algo dulce cuando necesitamos un pequeño chute de ánimo.
     
  • Lo salado proporciona una sensación de equilibrio interno. Un puñado de frutos secos o una sopa bien condimentada pueden ser reconfortantes y estabilizadores.
     
  • Lo ácido y lo amargo generan respuestas más defensivas, ya que el cerebro los asocia con posibles riesgos. Pero también pueden ser útiles: el sabor ácido de los cítricos, por ejemplo, activa el sistema nervioso y la concentración.
     
  • El umami, ese sabor "sabroso" que encontramos en alimentos como el queso curado, los tomates maduros o los champiñones, está relacionado con la saciedad y el foco mental. Es perfecto para mantenernos centradas y satisfechas sin excesos.
     

Aromas que despiertan recuerdos, emociones y claridad mental

El olfato está directamente conectado con el sistema límbico, la parte del cerebro que gestiona las emociones. Por eso, ciertos olores pueden transportarte a momentos felices, relajarte o ayudarte a rendir mejor.

  • El aroma a vainilla o canela evoca calidez, calma y recuerdos familiares.
     
  • Los cítricos (limón, naranja, mandarina) tienen un efecto despertador natural: estimulan el cerebro y aumentan la claridad mental.
     
  • Las hierbas frescas como la albahaca, el tomillo o el romero no solo son deliciosas: también reducen la fatiga mental y mejoran el estado de ánimo.
     

Un pequeño gesto como encender una vela de aroma natural, preparar una infusión con hierbas o cocinar con especias puede cambiar completamente cómo te sientes durante el día.

Comer bien es también sentirte bien

La relación entre alimentación y emociones es directa y poderosa. Algunos alimentos ayudan a mantener un estado emocional equilibrado:

  • Los carbohidratos complejos (avena, arroz integral, quinoa) liberan energía de forma progresiva, evitando los picos y bajones que afectan el humor.
     
  • Las grasas saludables, presentes en el aguacate, el aceite de oliva virgen extra o los frutos secos, mejoran la memoria, el foco y la salud emocional.
     
  • Las proteínas ricas en triptófano (como el pavo, el huevo o el yogur) ayudan a producir serotonina, la hormona de la felicidad.
     

¿Y qué pasa con la comida reconfortante? Todos tenemos un plato que nos recuerda a casa, a momentos bonitos, a personas que queremos. Un caldo casero, un bizcocho hecho con cariño, un arroz con leche. Estos platos, cuando no se utilizan como vía de escape emocional, pueden conectarte con lo mejor de ti misma y darte calma en momentos de estrés.

Cómo aplicar la neurogastronomía en tu día a día

No hace falta complicarse: con pequeños ajustes en tu menú diario, puedes usar los alimentos como una herramienta de bienestar emocional. Aquí van algunas ideas:

  • Desayuno para energía y claridad mental: prueba una tostada de pan integral con aguacate y limón, acompañada de un té con jengibre o una infusión de menta.
     
  • Comida equilibrada para evitar la bajona de la tarde: incluye vegetales de colores, una proteína magra y alguna fuente de grasa saludable.
     
  • Cena relajante: apuesta por infusiones suaves, alimentos ricos en magnesio como el plátano o las espinacas, y recetas con hierbas como la albahaca o la manzanilla.
     

Y lo más importante: come con atención, sin prisa, y disfrutando. Sentarte a la mesa sin móvil, observando los colores, saboreando cada bocado y oliendo tus alimentos también forma parte de esta experiencia sensorial que impacta en cómo te sientes.

 

Alimenta tus emociones con intención

La neurogastronomía nos recuerda algo que, en el fondo, siempre supimos: la comida no es solo alimento, también es emoción, recuerdo, energía y placer. Prestar atención a los sabores, aromas y texturas no solo hará que disfrutes más, sino que también te permitirá elegir aquello que realmente necesitas para sentirte mejor, más fuerte y con más equilibrio.

Así que la próxima vez que pienses "¿qué me apetece comer?", pregúntate también: "¿cómo me quiero sentir hoy?"

 

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