Alrededor del 70% de la población padece bruxismo. El hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes puede ocurrir tanto durante el sueño como en vigilia y además, como explica a EsVivir María de Miguel, odontóloga y ortodoncista de Moonz Tres Cantos, su etiología "resulta compleja y controvertida", ya que ...
Alrededor del 70% de la población padece bruxismo. El hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes puede ocurrir tanto durante el sueño como en vigilia y además, como explica a EsVivir María de Miguel, odontóloga y ortodoncista de Moonz Tres Cantos, su etiología "resulta compleja y controvertida", ya que existen múltiples factores que pueden influir en su aparición.
Así pues, si bien el estrés y la ansiedad son dos de los principales desencadenantes, "no podemos dejar pasar por alto otros aspectos como alteraciones en la alineación dental, trastornos temporomandibulares y problemas del sueño, tales como el síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS)", señala De Miguel. Además, ciertos medicamentos y el consumo de sustancias como el alcohol y el tabaco pueden contribuir a este hábito. "No debemos olvidar que, en algunos casos, puede existir un componente hereditario", agrega la experta.
No hay que restarle importancia a este hábito, pues suele tener consecuencias tanto a corto como a largo plazo. Y no solo afectan a la salud dental, como "provocar desgaste significativo del esmalte dental, lo que puede llevar a una mayor sensibilidad dental y aumentar el riesgo de caries en los cuellos dentarios, o problemas en las encías, con la aparición de recesiones gingivales y a la inflamación, lo que puede contribuir a la aparición de enfermedades periodontales". "Las contracciones musculares repetidas pueden generar dolor y tensión en los músculos de la mandíbula, el cuello y los hombros. Asimismo, el bruxismo es uno de los principales factores de riesgo para desarrollar trastornos en la articulación temporomandibular (ATM), lo que puede generar dolor al masticar, chasquidos y limitación de apertura mandibular", expone la odontóloga. A estos problemas hay que sumarle dolores de cabeza, dificultad para dormir, aumento de la fractura dental, y por último, impacto psicológico, pues puede estar relacionado con altos niveles de estrés y ansiedad.
El bruxismo en los niños
Lo que por lo general se desconoce es que el bruxismo se presenta también cada vez más frecuentemente en la infancia, según han observado diversos estudios. "Se estima que el 80% de la población infantil ha mostrado signos de haber presentado este hábito en algún momento, aunque su prevalencia suele disminuir con la edad", apunta la ortodoncista.
Aún no se conoce su causa exacta, ya que, al igual que en adultos es de origen multifactorial. En algunos casos, comenta, "también se observa la aparición de este hábito como respuesta a la erupción dental en los más pequeños".
Cabe señalar que los síntomas en los más pequeños son muy similares a los de los adultos, incluyendo descastes dentarios, enfermedad periodontal, hipertrofia de los músculos masticatorios, dolores de cabeza y trastornos temporomandibulares. Sin embargo, a menudo se subestiman, algo que puede tener un impacto significativo en su desarrollo, en palabras de María de Miguel. "El diagnóstico temprano del bruxismo es fundamental. Los padres deben de estar atentos a los signos que pueden incluir el rechinar de dientes durante la noche, desgastes dentarios, dolor mandibular, dolor de oídos y la aparición de dolores de cabeza. Por lo que si sospecha de esto, es fundamental acudir a un odontólogo especializado que pueda realizar un diagnóstico y tratamiento adecuado".
Entonces, ¿se puede prevenir de alguna manera? La respuesta es afirmativa, y debe centrarse "en reducir los factores de riesgo y ayudar al niño a manejar las causas potenciales que contribuyen a la aparición de este hábito, entre las que se encuentran fundamentalmente, maloclusiones y factores psicológicos, como el estrés y la ansiedad".
En suma, la odontóloga resalta que la educación sobre el bruxismo infantil es esencial, "ya que muchos padres pueden no estar al tanto de la elevada prevalencia y consecuencias de este hábito sobre la población infantil". Por ello, los padres deben estar atentos a los síntomas que sus hijos puedan estar presentando. "La detección temprana y el tratamiento adecuado pueden marcar una gran diferencia en la calidad de vida del niño. Adelantarse a este problema y acudir a un odontólogo especialista puede prevenir la aparición del hábito o minimizar las consecuencias antes de que estas se vuelvan irreversibles", concluye.