La Navidad es una de las épocas del año, junto con la de las vacaciones de verano, en las que las familias se reencuentran con sus seres queridos que ya hace tiempo que no ven, sobre todo si estos están viviendo lejos por motivos personales o laborales. En 'Nunca he ...
La Navidad es una de las épocas del año, junto con la de las vacaciones de verano, en las que las familias se reencuentran con sus seres queridos que ya hace tiempo que no ven, sobre todo si estos están viviendo lejos por motivos personales o laborales. En 'Nunca he estado en Dublín' se escenifica uno de esos momentos a partir de la figura de Elena, la hija menor, que regresa a casa después de que hayan pasado tres años para celebrar la festividad con su familia. Pero en este viaje de vuelta no vendrá sola, sino que estará acompañada por su novia irlandesa Cindy. Sus familiares están muy emocionados de volver a verla y están deseando conocer también a la pareja de esta. Sin embargo, se llevarán una desilusión cuando comprueben que la invitada no existe, ya que es una persona invisible, que solo está en la cabeza de su hija. A partir de aquí el equilibrio social pende de un hilo, puesto que sus seres queridos se debatirán entre seguirle la corriente a Elena y hacer como si esa persona existiera, dejándole un hueco libre en la mesa, o directamente decirle a su hija que no está bien. La tensión entre ellos irá en aumento, se desatará el caos y comenzarán a florecer sus miedos y preocupaciones. Con esta obra se lanza una pregunta al aire: "¿Hasta qué punto somos capaces de convivir con la realidad de los demás?" La familia Amesti ve con sus propios ojos como ella es feliz en su propio mundo imaginario, pero esta situación se escapa a su entendimiento.
Durante los 90 minutos que dura la obra, protagonizada por Eva Hache, los personajes que la componen, interpretados por Carolina Rubio, Iñigo Aranburu e Iñigo Azpitarte, mostrarán sin pudor sus "fantasías y miserias" y comprobarán que "a pesar de las dificultades" deberán "aceptarse" tal y como son, puesto que cada uno busca, a su manera, "una ilusión que les ayude a vivir", según se explica en el dosier de prensa de esta representación.
La idea de este proyecto teatral en clave de comedia surgió cuando su creador, Markos Goikolea, dio por concluida una relación sentimental y su grupo de amigos siempre le gastaba una broma cuando se reunían, ya que dejaban un sitio en la mesa para representar la ausencia de esta persona. A partir de aquí fue montando la trama de la historia hasta crear 'Nunca he estado en Dublín', tal y como se refleja en la nota de prensa. Se exhibirá en el Teatro Pavón de Madrid hasta el 27 de abril.
FOTO PRINCIPAL.: Imagen del cartel 'Nunca he estado en Dublín' extraído de la página web del Teatro Pavón.