Las pieles que no reciben la hidratación adecuada pueden experimentar sensibilidad, enrojecimiento e incluso descamaciones en zonas específicas como nariz, labios y mejillas. Según especialistas en dermocosmética, una piel "desabrigada" es aquella cuya barrera protectora ha sido debilitada, permitiendo la pérdida de humedad y la penetración de agresores externos. Ingredientes que ...
Las pieles que no reciben la hidratación adecuada pueden experimentar sensibilidad, enrojecimiento e incluso descamaciones en zonas específicas como nariz, labios y mejillas. Según especialistas en dermocosmética, una piel "desabrigada" es aquella cuya barrera protectora ha sido debilitada, permitiendo la pérdida de humedad y la penetración de agresores externos.
La barrera de la piel es la capa más externa de la capa córnea, compuesta de ceramidas, ácidos grasos y colesterol. Actúa como una muralla o barrera protectora que bloquea la entrada de sustancias dañinas y evita la pérdida de humedad, manteniendo así la piel hidratada y protegida.
Los ingredientes lipídicos desempeñan un papel clave en la protección cutánea, ya que imitan la composición natural de la piel. Entre los principales se encuentran:
Escualano: Presente en las grasas naturales de la piel, su producción disminuye con la edad, por lo que su aplicación externa contribuye a reforzar la barrera cutánea.
Omegas 3, 6 y 9: Conocidos también como vitamina F, estos ácidos grasos esenciales proporcionan confort y fortalecen la piel.
Ceramidas: Actúan como un "cemento" intercelular que evita la pérdida de agua y protege contra agresiones externas. Es decir, ayudan a restaurar la barrera de la piel, mejorando su capacidad de retener la humedad.
Los prebióticos y postbióticos también son indispensables a la hora de lucir una piel sana y joven. Son los encargados de mantener el equilibrio del microbioma y mejoran, además, la protección natural de la propia dermis