Ningún atributo físico debe convertirse en una obsesión. Es posible intentar mejorar lo que no nos guste implementando actitudes saludables. De manera general, sería recomendable: 1-Mantener el organismo libre de toxinas. Es recomendable cuidarse de manera habitual y evitar que se acumulen. Bebe té verde o come alcachofas o espárragos, por ...
Ningún atributo físico debe convertirse en una obsesión. Es posible intentar mejorar lo que no nos guste implementando actitudes saludables. De manera general, sería recomendable:
1-Mantener el organismo libre de toxinas. Es recomendable cuidarse de manera habitual y evitar que se acumulen. Bebe té verde o come alcachofas o espárragos, por ejemplo.
2-Evitar el envejecimiento de la piel. Son numerosos los factores que lo causan. Consume alimentos que favorezcan la eliminación de radicales libres (como los frutos rojos, el té verde o los pistachos, por ejemplo).
3-Conocer tu fototipo. Determina el bronceado de la piel y la capacidad de adaptación al sol que cada persona presenta. Existen varias clasificaciones, siendo la de Fitzpatrick la que se emplea habitualmente para diferenciar los fototipos a los que adjudica un valor numérico (una escala de 1 a 6) en función de la sensibilidad personal a la luz solar. Cuanto mayor es ese valor, mayor es la cantidad de melanina que genera la piel, lo que determina su capacidad para reaccionar a la exposición solar y broncearse. Puedes identificar en qué grupo encajas, en función de tus características personales y, si tienes dudas, consulta a tu médico o farmacéutico.
4-Emplear el fotoprotector adecuado. Existen múltiples opciones en el mercado que se adaptan a todas las circunstancias personales. Si tienes dudas, consulta a tu farmacéutico.
5-Aplicar siempre protección solar. El sol provoca alteraciones, especialmente el envejecimiento prematuro de la piel debido a la oxidación que genera la radiación solar a nivel celular. Debe ser utilizado siempre porque la radiación solar te llega cuando paseas por la ciudad o haces ejercicio al aire libre, por ejemplo. Se aplica sobre la piel limpia, media hora antes de la exposición solar y renovarlo tras dos horas (o antes si lo eliminas con el sudor o el agua).
6-Eliminar el fotoprotector. Es necesario retirarlo en la ducha con agua templada y jabón neutro. En cara y cuello, puedes emplear un limpiador específico y agua micelar para lograr una retirada profunda.
7-Mejorar tu dieta. Integrar alimentos (cerezas, tomates, zanahoria y té verde, entre otros) que aporten compuestos (como licopeno y carotenoides) que favorecen el cuidado de la piel y el bronceado saludable.
8-Emplear productos adecuados para la piel. Aplicar cremas hidratantes para después del sol (after sun), aceites equilibrantes y cremas nutritivas para compensar la pérdida de vitaminas y minerales, por ejemplo.
9-Cuidar la piel seca. Se caracteriza por envejecimiento prematuro, fragilidad, irritabilidad y picores. Consumir ácidos grasos omega 3 y 6, licopeno, vitamina C y vitamina E (presentes en avena, tomate y pescado azul, por ejemplo) o aplicarlos exteriormente resulta adecuado.
10-Leer las etiquetas o prospectos. No te dejes deslumbrar por el envase, lo que importa es el contenido y los ingredientes activos de su formulación.