La caída de cabello se ha convertido en una consulta frecuente en los últimos años. Son numerosos los factores (determinados fármacos, traumatismos, estrés emocional y fisiológico, entre otros) que pueden causar la pérdida de pelo. Aunque la caída estacional se considera normal, es necesario realizar un diagnóstico correcto mediante pruebas ...
La caída de cabello se ha convertido en una consulta frecuente en los últimos años. Son numerosos los factores (determinados fármacos, traumatismos, estrés emocional y fisiológico, entre otros) que pueden causar la pérdida de pelo. Aunque la caída estacional se considera normal, es necesario realizar un diagnóstico correcto mediante pruebas específicas (como pilotracción, dermatoscopia, lavado capilar, tricograma, fototricograma y biopsia del cuero cabelludo, por ejemplo) para poder prevenir y tratar la caída capilar cuando sea necesario.
España es el segundo país del mundo con más casos de alopecia. Los datos señalan que, aproximadamente la mitad de la población, la presenta en algún grado. La alopecia androgénica, causada por factores hereditarios u hormonales, afecta en mayor medida a hombres que a mujeres y suele ser la más habitual en España.
Se define efluvio telógeno como una alteración del ciclo de crecimiento del pelo que desencadena, normalmente, una caída brusca, difusa y reversible. Se produce cuando un elevado porcentaje de pelos en fase de crecimiento pasan a la fase telógena o de caída de manera simultánea, generando una abundante caída de pelo. En la mayoría de los casos, el pronóstico es bueno y la recuperación es completa.
El pelo tiene un ciclo vital en el que se produce nacimiento, desarrollo, caída y nuevo nacimiento. De hecho, cae y nace a diario, aunque en determinadas épocas del año percibimos más su caída. No es necesario alarmarse cuando en el desagüe de la ducha descubrimos un puñado de pelo, porque se considera forma parte de su ciclo natural.
De manera general, cada día pueden caerse, aproximadamente, 100 pelos debido a las fases que atraviesa. Este número puede verse aumentado en otoño y primavera. Lo normales que, entre el 80 y el 90% del pelo esté en fase de crecimiento y, aproximadamente un 10%, en fase de caída. En otoño y primavera este equilibrio se altera, lo que explicaría esa caída estacional que somos capaces de percibir con cierta claridad y preocupación.
Los especialistas señalan que esta caída deja de ser normal si la intensidad y la duración son superiores a lo establecido. Cuando la caída es estacional suele durar, como máximo 3 meses, y el porcentaje de caída aumenta en intensidad, hasta cifras cercanas al 20%. Es fácil detectarlo pensando que se puede considerar una caída estacional normal cuando dura una estación y se cae, aproximadamente, el doble de lo que suele caer normalmente.
Cuando no se cumplen estos parámetros, existe una pérdida de densidad capilar, el pelo parece más fino y débil o cuando el cuero cabelludo empieza a presentar zonas sin cabello, se recomienda consultar a un especialista.