Los especialistas señalan que, a pesar de que las infecciones agudas del oído se presentan con más frecuencia en otoño e invierno ya que el clima frío puede favorecer su aparición, existen varios factores de riesgo, entre los que destacarían:

1-Alimentación con lactancia materna en los primeros meses de vida. Se considera que los agentes protectores ante las infecciones presentes en la leche materna reducen la aparición de otitis.

2-Antecedentes familiares. Tener un pariente cercano (hermano o progenitor, por ejemplo) con historia de otitis aguda recurrente aumenta el riesgo de padecer la enfermedad. Seguramente está asociado a la estructura de la trompa de Eustaquio heredada.

3-Asistencia a guarderías o escuelas infantiles. Los datos señalan que, de manera general, se presentan más casos en niños que acuden a este tipo de centros a edades tempranas. El contacto íntimo y mantenido entre los menores, especialmente en niños pequeños, y la permanencia en un lugar cerrado durante un largo tiempo facilitan la predisposición a contraer otitis media aguda y patógenos resistentes.

4-Clima. En los meses fríos es más fácil contraer otitis media aguda.

5-Momento en el que se presenta el primer episodio. Si el niño padece el primer episodio de otitis media aguda antes de su sexto mes de vida estará predispuesto a padecerla más veces posteriormente.

6-Presencia de fumadores en el ambiente familiar. El humo del tabaco predispone a padecer infecciones respiratorias en la infancia.

7-Sexo. La otitis media aguda es más frecuente en niños que en niñas.

El síntoma principal de la otitis media aguda es la presencia de dolor de oído (denominado otalgia). También es frecuente que se acompañe de supuración (otorrea), aunque no siempre existe. Además pueden presentarse otros síntomas como fiebre, malestar general, llanto constante, problemas para dormir, rechazo del alimento e irritabilidad, por ejemplo.

Cuando se trata de otitis media crónica, los síntomas pueden ser constantes o intermitentes. Además, suele presentarse fiebre generalmente baja, molestias en el oído (se describe como una presión) y pérdida de audición (que puede ser, a veces, el único síntoma de este tipo de otitis).

El diagnóstico debe realizarlo el médico o el pediatra, en función de la edad de la persona afectada. La presencia de otalgia y otorrea suelen ser determinantes para la evaluación, diagnóstico y tratamiento.

De manera general, las complicaciones no son graves, aunque la otitis media puede llegar a provocar daños permanentes e incluso pérdida de audición. Cuando persiste más de tres meses, se considera otitis media crónica, siendo la complicación más importante la hipoacusia permanente (pérdida de audición), que si no es detectada y tratada correctamente, puede ocasionar un retraso del lenguaje y problemas escolares en los niños.