La menstruación y menopausia son etapas del cuerpo de la mujer que implican diferentes cambios hormonales que afectan directamente a la salud de la piel. La menopausia es un proceso natural. Sin embargo, los síntomas físicos, como los sofocos y los cambios emocionales, pueden alterar el sueño, disminuir la energía o ...
La menstruación y menopausia son etapas del cuerpo de la mujer que implican diferentes cambios hormonales que afectan directamente a la salud de la piel.
La menopausia es un proceso natural. Sin embargo, los síntomas físicos, como los sofocos y los cambios emocionales, pueden alterar el sueño, disminuir la energía o afectar la salud emocional. Según datos de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), la menopausia puede producirse entre los 40 y 50 años, pero la edad promedio es a los 51 años en España.
Durante la menopausia, la mujer deja de generar estrógenos, una hormona que mantiene la piel hidratada y firme. Por lo tanto, en esta etapa la piel está más seca, irritada y frágil, aunque los efectos más notables son la disminución del colágeno y la elastina. Esto se traduce en una pérdida de firmeza y elasticidad que genera arrugas y flacidez, así como también suele haber cambios de pigmentación que favorecen las manchas oscuras.
En resumen, la disminución de estrógenos típica de la menopausia conlleva a la disminución del colágeno, elemento importante en la estructura de la piel y tejidos conectivos. Consecuentemente, la piel queda menos tersa y se acentúan las líneas de expresión, haciéndose más notables las arrugas.
En el caso de la menstruación, la mujer pasa por varias fases. En la ovulación comienza a producirse un aumento de la progesterona, que tiene su pico en la fase lútea (justo antes del sangrado). Esta hormona estimula las glándulas sebáceas y hace que la piel produzca más grasa, obstruyendo los poros y provocando granitos o acné. De ahí que muchas detectemos que nos va a venir la "regla" cuando vemos algún nuevo granito aparecer.
Los primeros 3-4 días, según la Asociación Británica de Dermatólogos, el nivel de estrógenos y progesterona disminuye considerablemente, dando paso a una mayor sensibilidad e irritabilidad en la piel. En la fase folicular -días 4 y 7- el nivel de estrógeno sube como la espuma. La piel durante esta parte del ciclo menstrual estará más elástica y radiante. Durante la ovulación, la piel también está hidratada y radiante.
Finalmente, durante la fase lutea, el nivel de estrógeno disminuye y la progesterona aumenta. Es decir, se produce mucho más sebo. La piel está mucho más grasa de lo habitual y comienzan a aparecer esos granitos molestos.