¿Sabías que la dermatitis atópica es la enfermedad inflamatoria crónica de la piel más frecuente? Además, su prevalencia es creciente durante los últimos años. María Esther García de la Cruz, farmacéutica y colaboradora de Marnys, explica a EsVivir los factores que inciden en esta patología que tanto afecta a la calidad de vida. "Factores genéticos juegan un papel crucial, ya que esta enfermedad tiene un componente hereditario significativo. Si los padres o abuelos padecen dermatitis atópica, es más probable que los niños también la desarrollen".

Además, "factores ambientales como la polución, el estrés de la vida urbana y las diferencias extremas de temperatura contribuyen al agravamiento de la condición". "El estrés emocional también está relacionado, ya que puede influir en el sistema inmunológico y, por ende, en el bienestar de la piel", prosigue la experta. Finalmente, "la falta de una adecuada barrera cutánea debido a una piel seca y deshidratada permite que alérgenos y patógenos penetren más fácilmente, empeorando la condición".

Los factores que podemos controlar

Por lo tanto, hay desencadenantes que está en nuestra mano controlar, como el caso del estrés, que como ha mencionado la farmacéutica, tiene un impacto significativo en el sistema inmunológico, el cual está directamente involucrado en la dermatitis atópica. "Cuando una persona está bajo estrés continuo, las respuestas pueden intensificarse, agravando los síntomas de la dermatitis". Asimismo, indica García, "existe una conexión psicológica entre las emociones y la salud de la piel, conocida como el eje piel-emoción, donde las emociones negativas sostenidas en el tiempo pueden traducirse en brotes más severos de la enfermedad".

Por otro lado, el clima es otro de los factores externos que intensifican los síntomas, principalmente a través de la deshidratación de la piel. "Los cambios bruscos de temperatura, como pasar de un ambiente cálido a uno frío, pueden desestabilizar la barrera cutánea. Con la llegada del invierno, las bajas temperaturas aumentan la irritabilidad de la piel, por lo que es fundamental mantener su cuidado constante. Además, climas extremos, ya sean muy fríos o secos, exacerban la sequedad, reduciendo la capacidad de la piel para retener agua y lípidos esenciales. El calor, por otro lado, provoca una mayor sudoración y cambios en el pH, alterando la flora bacteriana y causando irritación y prurito, haciendo que la piel se vuelva más frágil y propensa a brotes de dermatitis", desarrolla la experta.

Por otro lado, otros desencadenantes de los brotes de dermatitis atópica incluyen el uso de productos de higiene que contengan ingredientes agresivos, "ya que pueden alterar la microbiota natural de la piel y su barrera protectora". "La falta de hidratación adecuada también es un factor, dado que una piel deshidratada es más propensa a la irritación y a los brotes. Exposiciones repetidas a agentes contaminantes y alérgenos, así como una dieta deficiente en nutrientes esenciales para la piel, también pueden contribuir a los brotes", añade Maria Esther García.

Consejos nos daría para mantener el cuidado de la piel

Dicho esto, para mantener un buen cuidado de la piel, considera fundamental usar productos reparadores, "preferiblemente aceites que reparen intensivamente la barrera cutánea como BioAtopic Repair de Marnys, que además es apto para toda la familia (a partir de los 3 meses)".

Igualmente, "es importante tener en cuenta que cada vez hay más bebés con piel atópica, favoreciendo a aliviar el picor y calmar la irritación". Asimismo, "es clave mantener una nutrición equilibrada que incluya vitaminas del grupo B, vitamina C, y antioxidantes que apoyan la salud celular desde el interior". Por otro lado, concluye, "controlar el estrés emocional mediante técnicas de relajación y asegurar una protección adecuada contra cambios bruscos de temperatura son estrategias básicas para prevenir brotes y mantener la piel sana".