Los especialistas señalan que, de manera general, las emociones, tienen tres componentes: experiencia subjetiva, respuesta fisiológica y respuesta de comportamiento o expresiva y que sus funciones son adaptativas y constituyen una experiencia multidimensional. Cada componente puede adquirir especial importancia en una emoción concreta, en una persona determinada o ante una ...
Los especialistas señalan que, de manera general, las emociones, tienen tres componentes: experiencia subjetiva, respuesta fisiológica y respuesta de comportamiento o expresiva y que sus funciones son adaptativas y constituyen una experiencia multidimensional. Cada componente puede adquirir especial importancia en una emoción concreta, en una persona determinada o ante una situación específica.
Además, las emociones tienen funciones adaptativas, sociales y motivacionales. Lo que pensamos, hacemos y sentimos está relacionado. Cuando piensas "estoy enfadada" (experiencia consciente subjetiva), tienes una respuesta fisiológica (enrojecimiento facial, aumento del ritmo cardíaco, respiración rápida y tensión muscular, entre otras) y una conducta expresiva (cejas fruncidas, poca comunicación con los demás y quejas constantes, por ejemplo).
El miedo y la ansiedad se han convertido en emociones destacadas actualmente. En realidad, la ansiedad sería la respuesta fisiológica que acompaña al miedo. Es la activación que el organismo necesita para huir o enfrentarse a un estímulo que provoca la emoción de miedo. Este miedo se presenta en función de la interpretación que realizamos cada uno de nosotros de la situación a la que nos enfrentamos. El estímulo por sí mismo no genera miedo, es la percepción de seguridad o de control de la situación que vivimos la que lo convierte en algo temido o soportable.
El miedo es una emoción adaptativa que se convierte en un problema cuando es excesivo o inadecuado. En el momento en que la intensidad percibida nos impide ser funcionales y reaccionar adecuadamente o cuando se produce ante situaciones que, en principio no constituyen una amenaza, tenemos un problema que afecta a nuestra vida y que puede provocar alteraciones a nivel social.
Los especialistas señalan que, la mala gestión del miedo podría tener relación con algunas alteraciones entre las que destacarían:
1-En el caso de las fobias, pensar en el objeto o situación generadora de ansiedad provoca la activación fisiológica y los pensamientos catastróficos asociados a ese miedo.
2-En la agorafobia se presenta un miedo irracional e incapacitante ante las situaciones en las que la persona interpreta que huir o conseguir ayuda es difícil o imposible.
3-Las crisis de angustia constituyen un trastorno caracterizado por la aparición de episodios de angustia que duran unos minutos y se viven con gran ansiedad. Este tipo de reacción repentina se acompaña de sensaciones de muerte inminente y de pérdida de control. Debido a su elevada intensidad e imposibilidad de prever su aparición, se viven como insoportables y pueden llegar a generar limitaciones funcionales de importancia vital.
Como las emociones se asocian a la triada pensamiento-emoción-acción, es posible reducir su intensidad empleando técnicas sencillas y eficaces que te permiten gestionarlas correctamente y aumentar tu bienestar. Es preciso consultar a un profesional para poder aprenderlas e implementarlas de manera correcta.