La higiene dental, la salud ocular y auditiva no son un tema menor. Es por eso que es conveniente coger el hábito de realizar revisiones con frecuencia para comprobar que todo funciona correctamente. Esto permite anticiparse a los problemas futuros o ponerle solución cuanto antes a los ya existentes. Sin ...
La higiene dental, la salud ocular y auditiva no son un tema menor. Es por eso que es conveniente coger el hábito de realizar revisiones con frecuencia para comprobar que todo funciona correctamente. Esto permite anticiparse a los problemas futuros o ponerle solución cuanto antes a los ya existentes. Sin embargo, como bien dice el refrán "del dicho al hecho hay gran trecho", y no siempre se logra cumplir con las obligaciones, ya sea por la falta de tiempo, porque nos encontramos relativamente bien y lo dejamos pasar o por una cuestión económica. A pesar de que la población toma consciencia de la importancia de acudir al dentista con cierta regularidad para revisar y realizar una limpieza dental, y así lo demuestran el 58% de los encuestados en el informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), también existe una parte de los consumidores a los que las cuentas no le salen y no pueden ir a las revisiones tanto como les gustaría hacerlo. De hecho, el estudio revela que "a uno de cada tres le resulta difícil o muy difícil visitar al dentista, aunque solo sea para realizar una revisión de la boca" y existe una parte de la población que solo visita al especialista cuando surge algún problema o presenta alguna molestia bucal, así lo manifiesta el 18% de los participantes en la muestra.
Preguntados acerca de cómo consideraban su salud dental, un 70% reconoció que gozaba de buena salud y que "el aspecto de sus dientes era bueno o muy bueno". En el extremo opuesto están los que reconocen que llevan a cabo "malos hábitos y perciben que su salud bucodental es mala o muy mala", y que se corresponden con el 60% de los encuestados, tal y como refleja el estudio.
A pesar de acudir al dentista y programar la siguiente revisión o someterse a un tratamiento posterior para solventar el problema, hay una pequeña parte que se ha visto obligada a posponerlo (14%) y la razón principal ha sido nuevamente la económica, en el 52% de los casos. Desde la OCU advierten de la importancia de pedir presupuesto y de comparar precios, al igual que lo hacemos en otras facetas de nuestra vida, como cuando queremos reformar la vivienda o tenemos que renovar un electrodoméstico o dispositivo, para encontrar la solución que mejor se adapte a nuestras necesidades y presupuestos, y sobre todo para que "una vez aceptado el presupuesto, exigir que este se respete". Asimismo, un 70% solicitó un presupuesto por el tratamiento dental y un 50% lo consiguió por escrito, indican. Por norma general, el precio inicial fue respetado, pero en el "9% de los casos, fue finalmente más alto", apuntan. Para afrontar este coste económico, un 72% tiraron de su economía particular y un 28% echó mano del seguro dental para hacer frente a una parte del importe o decidió hacerlo por la sanidad pública. Por otra parte, también hubo un 34% de personas a las que se les hizo muy difícil afrontar este gasto en el dentista.
En cuanto a los tratamientos más habituales a los que se someten los usuarios una vez que visitan la consulta del dentista son la ortodoncia, el implante y el blanqueamiento dental, siendo los que más demandan tienen y los que cuentan con un coste más elevado. En cambio, la revisión y limpieza y los empastes son las opciones más económicas.
En la OCU lamentan que en la sanidad pública tan solo se cubran una serie de servicios, como "las extracciones dentales o algunas enfermedades de la boca" y que para el resto de tratamientos haya que solicitar cita por lo privado, con el gasto que esto supone para las familias, sobre todo para las más vulnerables. Es por eso que la Organización ha puesto en marcha una campaña para reclamar a las autoridades sanitarias que incrementen la oferta disponible en la cobertura dental en la sanidad pública y proponen varias medidas para ponerle remedio, como establecer un "sistema de copago proporcional según tramos de renta, como sucede con la prestación farmacéutica", así como "repartir los costes entre el paciente y el Estado con un sistema de franquicias", de modo que "haga recaer sobre el paciente una cantidad limitada y sobre el Estado, la parte que supere el límite".
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