El hipotiroidismo es el problema más habitual. Se presenta cuando la tiroides no produce suficientes hormonas. Al inicio, puede pasar desapercibido. Es importante consultar al médico para detectar el hipotiroidismo subclínico y tratarlo adecuadamente.

Entre los síntomas del hipotiroidismo destacarían: piel seca, cansancio, debilidad muscular, caída de pelo, sensación de neblina mental, depresión, intolerancia al frío y aumento de peso.

Las causas de hipotiroidismo serían las deficiencias nutricionales o una alteración autoinmune (enfermedad de Hashimoto). Se considera que existe una predisposición genética para desarrollarla y ciertos factores (estrés crónico, déficit de vitamina D, infecciones, problemas intestinales, intolerancia al gluten o exposición a metales pesados y otros contaminantes) pueden favorecer su aparición.

Entre las recomendaciones para regular el funcionamiento de la tiroides destacarían:

1-Aportar yodo (necesario para producir las dos principales hormonas tiroideas) en proporciones adecuadas. Presente en sal marina y algas. Se recomienda un consumo moderado. Se deben evitar las algas si se sigue tratamiento médico con hormona tiroidea.

2-Comer alimentos calientes, con cuchara (sopas y legumbres) y evitar o reducir el consumo de alimentos frescos, fríos y crudos (ensaladas y bebidas frías).

3-Consumir crucíferas cocinadas. Las crucíferas (col, brócoli, coles de Bruselas, rúcula, nabos, grelos, repollo y coliflor) contienen isotiocianatos beneficiosos para el organismo, pero reducen la absorción del yodo. Se recomienda cocinarlas entre 15 y 20 minutos.

4-Evitar productos elaborados con trigo y otros cereales con gluten, grasas hidrogenadas, lácteos, azúcar, alcohol y ultraprocesados.

5-Excluir la soja. Se pueden consumir de forma ocasional alimentos fermentados de soja.

6-Exponerse al frío moderadamente. La tiroides mantiene la temperatura corporal y el frío la activaría.

7-Incluir suplementos nutricionales solo bajo prescripción médica. Se suelen administrar D3, E, zinc, yodo y selenio.

8-Integrar alimentos ricos en selenio (necesario para transformar la T4 en T3, que es la forma activa). Consumir nueces de Brasil, arroz integral, judías secas y semillas (chía, lino o sésamo).

9-Mantener niveles adecuados de aminoácidos procedentes de las proteínas. Puedes encontrarlos en legumbres, cereales integrales, frutos secos y semillas. Especialmente importante mantener un buen nivel de tirosina, aminoácido presente en las almendras y en las semillas de calabaza, por ejemplo.

10-Mejorar el funcionamiento del intestino. Favorecer la digestión y el buen estado de la microbiota masticando y ensalivando los alimentos, evitando azúcares añadidos y consumiendo especias que favorezcan la digestión (jengibre o comino) y prebióticos y probióticos (alimentos con fibra y fermentados).

11-Practicar ejercicio. Incorporar progresivamente actividad física que incluya esfuerzo muscular.

12-Realizar dos o tres comidas al día porque el exceso de ingestas favorecería la respuesta inflamatoria y autoinmune. Consumir alimentos de calidad, con alto poder nutricional, frescos y sin procesar.

13-Reducir el estrés porque afecta al funcionamiento de la tiroides. Utilizar técnicas de relajación y aprovechar los efectos de las infusiones.

14-Seguir una dieta antiinflamatoria rica en verduras, hortalizas y frutas de bajo índice glucémico.