De alguna manera todas somos parte del álbum familiar de Deanna Dikeman, ya que a lo largo de los años vamos fotografiando con nuestra cámara física o con la del teléfono móvil momentos especiales que merecen la pena ser recordarlos, como cumpleaños, comidas en familia, celebraciones...  Tenemos la costumbre de repetir este gesto cada año que pasa, por lo que podemos ver los cambios que se van produciendo, no solo de las personas que protagonizan estas escenas en la estampa familiar, sino como se transforma y evoluciona el paisaje o el espacio que está a su alrededor. Con el tiempo, también podemos realizar el ejercicio de juntarnos para recordar aquellos acontecimientos que nos marcaron y nos hicieron felices en su día, viendo como hemos crecido y evolucionado, la influencia de la moda, el corte de pelo o el peinado que se llevaba en aquel momento, así como las tendencias que marcaban esa época. Pero puede ocurrir que muchos de los que están presentes en la instantánea ya no estén en la actualidad con nosotros, así que también es una forma de mantenerlos vivos en el recuerdo y rendirles homenaje de algún modo. 

La fotógrafa estadounidense dedicó casi treinta años de su vida a atrapar con su cámara el momento en el que se despedía de sus padres tras visitarlos en su casa de Sioux City, Iowa, en Estados Unidos. Al principio no lo hizo con ningún fin, simplemente quería retratar ese momento para tener como recuerdo y para intentar que la despedida no fuese tan triste, y poco a poco, fue convirtiéndose en una tradición. Este archivo fotográfico está incluido en una colección de mayor amplitud llamada `Relative Moments' (`Momentos familiares'), en el que se ve a sus padres y otros familiares en diferentes pasajes de la vida cotidiana. 

Centrándonos en la obra de `Leaving and Waving' (`Partir y Saludar') vemos que, aunque sus protagonistas continúan siendo sus progenitores, cada imagen es distinta a la anterior. En algunas están con ropa de abrigo por lo que podríamos intuir que las fotografías fueron tomadas en invierno, en otras se ve como la noche decae y han tenido que encender la luz del garaje, en otras hace un sol espléndido y están vestidos con prendas más frescas, en otras se ve un plano más amplio de la parte externa de la casa y los padres se ven como figuras diminutas en el medio del decorado, en otras la artista busca ser parte de la composición, utilizando el espejo retrovisor del vehículo para que cuando se realice la toma se vea su reflejo. En algunas fotografías cambiará el blanco y el negro por el color, y en otras en la despedida se incluye la llegada de un nuevo miembro a la familia. A partir de 2009 la situación cambiará tras el fallecimiento de su padre y a partir de aquí la imagen girará en torno a la figura de su madre, cuyo rostro se vuelve más triste a medida que va pasando el tiempo. En 2017 habrá otro cambio, cuando su madre sea traslada a la residencia, de modo que las fotografías serán tomadas en el interior del centro y es en ese mismo año cuando Dikeman tendrá que decirle adiós para siempre. Una vez que esto ocurre, la fotógrafa realiza una visita a la casa familiar tras el funeral para capturar la imagen de despedida por última vez, y es ahí donde concluye su viaje fotográfico. Se encuentra ante sí con que el "camino de la entrada a su hogar está vacío" y se da cuenta de que "por primera vez en mi vida, nadie me devolvía el saludo", señaló la autora de las fotografías. 

FOTO PRINCIPAL.: `Leaving and waving, 9/1998'. Imagen extraída del perfil de Facebook de Deanna Dikeman.