Sin embargo, a pesar de que ponerlo en práctica parece sencillo, requiere atención y disciplina. Por ello, los expertos de Sanitas ofrecen algunas pautas para poder llevarlo a cabo: Planificar las comidas con antelación: al organizar la compra con tiempo, se facilita la elección de ingredientes frescos y equilibrados, lo que ...
Sin embargo, a pesar de que ponerlo en práctica parece sencillo, requiere atención y disciplina. Por ello, los expertos de Sanitas ofrecen algunas pautas para poder llevarlo a cabo:
Planificar las comidas con antelación: al organizar la compra con tiempo, se facilita la elección de ingredientes frescos y equilibrados, lo que asegura una dieta variada y nutritiva. También se reduce la probabilidad de optar por alimentos poco saludables en situaciones de urgencia, así como el desperdicio de alimentos.
Masticar bien los alimentos: alimentarse de manera pausada posibilita disfrutar más de los sabores y texturas. Además, mejora la digestión, pues los alimentos llegan mejor procesados al estómago, y permite que el cerebro reciba las señas de saciedad, huyendo así del consumo excesivo de calorías.
Evitar distracciones durante las comidas: la televisión o el móvil suelen llevar a consumir más alimentos de los necesarios, ya que no se presta atención a las señales de saciedad. Al enfocarse en el almuerzo, el proceso es más complaciente y se es más consciente de lo que se ingiere.
Reducir el consumo de productos procesados: las versiones integrales, como el arroz integral o la avena, son más saludables porque conservan más nutrientes que sus versiones refinadas. Además, son ricos en fibra, permitiendo estabilizar los niveles de azúcar en sangre, aumentando la saciedad y regulando nuestro hábito intestinal. Los productos ultraprocesados, además de ser menos saludables suelen aumentar nuestra apetencia por sabores dulces, aumentar nuestro apetito y por ende repercutir negativamente en nuestra salud.
Controlar las porciones: es importante equilibrar las cantidades en cada comida sin excluir ningún grupo, ya que todos aportan nutrientes esenciales. En este sentido, es muy útil seguir el método del plato: 50% verduras, 25% proteínas y 25% carbohidratos. Así, se asegura una ingesta completa sin caer en deficiencias.