Los expertos señalan que, numerosos menores, consumen hachís o marihuana. Suele asociarse al uso de tabaco y alcohol, generando un policonsumo que puede llevarles a utilizar otras sustancias ilegales. La utilización lúdica del cannabis es de inicio temprano (entre los 14 y 15 años) y provoca alteraciones de memoria, de ...
Los expertos señalan que, numerosos menores, consumen hachís o marihuana. Suele asociarse al uso de tabaco y alcohol, generando un policonsumo que puede llevarles a utilizar otras sustancias ilegales. La utilización lúdica del cannabis es de inicio temprano (entre los 14 y 15 años) y provoca alteraciones de memoria, de la capacidad de relacionar conceptos y de concentración (pues actúa a nivel del hipocampo y la amígdala) y, como consecuencia, bajo rendimiento y fracaso escolar. También puede provocar problemas de intoxicación aguda (psicosis, depresión, delirios o ataques de ansiedad, por ejemplo) que deben ser tratados inmediatamente.
El primer momento de utilización, es una fase de consumo agradable y el consumidor no detecta ningún problema. En poco tiempo, se producen cambios de comportamiento y conducta, disminución del rendimiento académico, alteraciones del sueño y del carácter y aislamiento social, lo que le lleva a percibir el problema real que se ha originado. Puede ser el consumidor el que solicita ayuda para dejarlo, pero los familiares deben estar pendientes y ayudarle a tomar la decisión.
Los adultos que les rodean deben comprender la problemática y colaborar para prevenir el consumo dentro de sus posibilidades reales. No deben sentir culpabilidad por no detectarlo o enfadarse cuando se ha presentado. Entre las recomendaciones que aportan los expertos destacarían:
1-Conocer los riesgos asociados al consumo. Son muchos y variados. No es un cuento como parecen creer los consumidores. Informar de lo que están consumiendo y los efectos que tiene porque es importante que comprendan la situación para que entiendan cuál es la mejor opción.
2-Dejarles pensar en lo que de verdad ocurre cuando se enganchan a las drogas. Tienen que tener tiempo para entenderlo y facilitarles la comprensión explicando lo que sabemos o preguntando a los expertos en la materia.
3-Demostrar que los adultos no utilizan esas sustancias. Poner como ejemplo a alguien a quien admiren para aumentar su motivación.
4-Educar en valores y promover la crítica frente a la presión del grupo.
5-Enseñarles a decir que no y a disfrutar de otras opciones. No tienen que sentirse raros o excluidos por no hacer lo que hacen los demás.
6-Establecer mecanismos que permitan la comunicación constante entre padres e hijos.
7-Retar a los jóvenes a rechazar la oferta de droga que pueden hacerles sus conocidos.
La imposibilidad de controlar el deseo de consumo y hacer lo que sea por conseguir la droga son signos que determinan la existencia de una adicción. En este momento es fundamental actuar de manera efectiva para lograr su recuperación. Los expertos señalan que la intervención debe ser integral y coordinada actuando a nivel psíquico (terapia) y físico (medicación).