El melasma es una hiperpigmentación de la piel que afecta principalmente a las mujeres, especialmente durante momentos de cambios hormonales. Las manchas de melasma se suelen ver en zonas del rostro como las mejillas, la frente, el labio superior o el mentón, y pueden extenderse hacia el cuello en algunos ...
El melasma es una hiperpigmentación de la piel que afecta principalmente a las mujeres, especialmente durante momentos de cambios hormonales. Las manchas de melasma se suelen ver en zonas del rostro como las mejillas, la frente, el labio superior o el mentón, y pueden extenderse hacia el cuello en algunos casos e, incluso, los brazos. Su aparición está ligada tanto a factores hormonales como a la exposición solar, por lo que afecta a personas de piel más pigmentada y con tendencia a broncearse.
El melasma se activa por la combinación de tres factores principales: la luz solar, el componente hormonal y una predisposición genética. Cuando estas manchas aparecen en momentos de embarazo o como efecto secundario de tratamientos hormonales, como las pastillas anticonceptivas, hablamos de un "melasma hormonal". La exposición a los rayos UV y la luz visible, a la que estamos expuestos día a día, también empeoran el melasma y hacen que las manchas se vuelvan más visibles y difíciles de eliminar.
El melasma es fácil de reconocer por sus manchas marrones o grisáceas con bordes irregulares, que no provocan dolor ni picazón, pero que son especialmente visibles. Hay tres tipos de melasma, según la profundidad de la mancha:
Aunque el melasma suele desaparecer definitivamente, existen diversas opciones que pueden ayudarte a reducirlo y aclararlo sus manchas. Algunas de estas opciones son:
Usar protector solar es fundamental. Escoge productos con SPF 50+ que protejan la piel de los rayos UVA y UVB y utilízalo cada mañana y cada dos horas si estás al aire libre, tanto en invierno como en verano. La protección solar evita que las manchas se oscurezcan y ayuda a prevenir la aparición de nuevas.
Hay cremas específicas que contienen ingredientes como ácido kójico, ácido azelaico o hidroquinona, que actúan como despigmentantes y ayudan a aclarar las manchas. Este tipo de productos actúan directamente en la pigmentación y se deben aplicar por la noche para evitar el contacto con el sol.
El peeling químico, realizado por un dermatólogo, ayuda a eliminar las capas externas de la piel, estimulando la regeneración y aclarando las manchas. La exfoliación suave en casa, una o dos veces por semana, también puede ser útil para mejorar la textura de la piel.
El láser y la luz pulsada intensa (IPL) pueden ser una opción muy eficaz, especialmente para casos de melasma persistente. Estos tratamientos actúan en las capas profundas de la piel y ayudan a desvanecer la hiperpigmentación.
Para evitar la aparición del melasma, es fundamental incorporar tratamientos antioxidantes, como la vitamina C, y utilizar cremas hidratantes en tu rutina diaria de belleza. Los antioxidantes ayudan a proteger contra los radicales libres, mientras que una piel hidratada retiene mejor los tratamientos despigmentantes manteniéndola más luminosa.