La cocina reclama su independencia dentro de la vivienda, pero lo hace de una manera sutil y sin tabiques de por medio. Los espacios abiertos al salón, al comedor, a la terraza o al jardín continúan siendo la propuesta ganadora, de modo que desde esta estancia se divisa lo que ...
La cocina reclama su independencia dentro de la vivienda, pero lo hace de una manera sutil y sin tabiques de por medio. Los espacios abiertos al salón, al comedor, a la terraza o al jardín continúan siendo la propuesta ganadora, de modo que desde esta estancia se divisa lo que ocurre en la habitación de al lado, manteniendo el contacto visual y entablando conversación con el resto de convivientes e invitados. Si se quiere mantener un poco la privacidad, se puede optar por instalar un cerramiento acristalado, pudiendo abrirlo y cerrarlo, según convenga, o colocar un mueble de suelo a techo, pero que no ocupe el ancho de la habitación, sino tan solo una parte para que haga de línea divisoria entre ambientes, pero sin llegar a ser un elemento muy invasivo. También sirve una librería, que, al fin y al cabo, al estar compuesta por estantes, no todos tienen que estar usándose al mismo tiempo, de modo que se ve lo que hay al otro lado. Los paneles decorativos en madera son una excelente solución porque no le bloquean el paso a la luz, ya que arrancan desde uno de los laterales, por lo que la separación no se realiza del todo, sino que es más bien un recurso original para no tener que andar levantando paredes o colocando puertas.
Dentro de este habitáculo hay un elemento que continúa en auge, es la isla, el punto neurálgico de la cocina, el lugar en el que se desenvuelve la mayor parte de la acción. En ella se preparan los alimentos, se cocinan y se sirven, ya que en la mayoría de los casos la encimera se prolonga para poder albergar unos taburetes o se añade una mesa a la superficie de trabajo con unas sillas. Así, en caso de necesitar un lugar improvisado para estudiar o trabajar, se podría llevar a cabo en este espacio porque habría margen de sobra para hacerlo. Los consumidores buscan la luminosidad, que no solo viene dada por la entrada de luz natural, sino que hay que potenciarla a través de una serie de recursos, como pueden ser pintar las paredes de blanco, elegir un mobiliario en esta tonalidad o recurrir a las vitrinas, que tanto se llevan esta temporada, y que forman parte de los muebles altos, bajos o se integran en los de columna. Su cristal puede ser transparente, mostrando sin pudor lo que se guarda en su interior, ahumado, dejando entrever la silueta del menaje almacenado, u opaco y acanalado, ocultando por completo su contenido. Es posible dejarlos así o añadirle una tira de luz LED para darle un toque distinguido a la pieza. A su vez, este recurso lumínico se emplea en el mobiliario, incluyéndolo dentro de los cajones o en la zona de trabajo para incrementar la visibilidad, o como un recurso decorativo más cuando aparece integrado en los muebles como un embellecedor.
Se le da más importancia al almacenaje, incorporando sistemas visibles e invisibles. Por ejemplo, al lado de la encimera que se encuentra próxima a la pared es común ver un par de baldas, módulos abiertos en su parte superior, así como estantes que recubren el frontal al completo. Las columnas de almacenaje con múltiples compartimentos en las que se integran el horno, la vinoteca, el microondas o el frigorífico custodian la isla desde la parte trasera o el lateral. Por otra parte, las soluciones que permiten aprovechan los rincones esquineros o los accesorios compartimentados que se añaden a los cajones para mejorar su distribución interior son más que bienvenidos.
Foto de HomeLane.com en Unsplash.
Poder contener los útiles y los dispositivos del desayuno en un mismo lugar, mantener el orden y liberar espacio dentro de la encimera es posible gracias al mueble desayunador. Este rinconcito especial dentro de la cocina alberga desde tazas y cucharadas, pasando por café y galletas, hasta tostadoras, cafeteras, molinillos y exprimidores de zumo. Queda al descubierto cuando se necesita y después de desayunar si no tenemos mucho tiempo de recoger y dejar todo como estaba, como cuenta con una persiana, unas puertas escamoteables, de corredera o unas abatibles, se puede cerrar sin remordimientos, proyectado una imagen de calma al exterior y generando la sensación de cada elemento está en su sitio. Por otra parte, el mueble aparador se hace visible esta temporada y se ubica a medio camino entre la cocina y el salón o comedor, en él se almacena el menaje y los textiles que se necesitan para poner la mesa. Materiales como la madera, el aluminio, el vidrio, la piedra o las fibras naturales, y colores como el blanco, el gris o el beis siguen siendo los elegidos para esta estancia y al combinarlos con otras tonalidades se genera un contraste estilístico. Para aquellas que deseen escapar un poco de las tonalidades habituales, el azul marino, el verde oliva, el verde bosque, el terracota o el burdeos cobran protagonismo, al igual que la grifería en acabado dorado. Las encimeras con vetas visibles o monocromáticas continuarán estando presentes.
FOTO PRINCIPAL.:. Foto de Simona Sergi en Unsplash.