Ya que hablamos de música hay que destacar que, en el lenguaje musical, pizzicato es aquel fragmento, dentro de la ejecución de una pieza con instrumento con arco, que se ejecuta con las manos. Al mando de los fogones, una mujer, Luciana Russo, argentina que hace más de una década que ...
Ya que hablamos de música hay que destacar que, en el lenguaje musical, pizzicato es aquel fragmento, dentro de la ejecución de una pieza con instrumento con arco, que se ejecuta con las manos.
Al mando de los fogones, una mujer, Luciana Russo, argentina que hace más de una década que está en España y que, tras pasar por Martin Berasategui, formó parte del equipo que consiguió la segunda estrella Michelin para Culler de Pau, entre otros locales, y ahora lidera la propuesta gastronómica de este gran espacio.
Russo reconoce que el reto que tiene entre manos es grande pero que está preparada y que, junto al chef Eduardo Hernández, lo que pretenden es ofrecen su visión de la tradición catalana con esos toques algo más personales de la cocina de otros continentes.
Dar a conocer el restaurante de un lugar como el Palau de la Música
Aunque puede parecer un hándicap, uno de los retos de Luciana es dar a conocer este restaurante precisamente en uno de los lugares con más visitantes del mundo.
Ello y reivindicar el poder de la mujer dentro de la cocina. Todo esto la hace más fuerte y la motiva para seguir adelante. "Aquí no sólo se come rico, lo vas a pasar muy bien". La chef quiere combinar estos platos de base catalana con ingredientes y toques de Latinoamérica poco a poco, "porque en realidad nos gustaría hacer muchas más cosas en la gastronomía, pero también entendemos que estamos en un sitio muy tradicional y muy histórico en el que hay que respetar ciertas cosas". Esto no quiere decir que vayamos a comer clásico, hay una cocina renovada que combina variedad de sabores y esto lo hace diferente.
"Estamos luchando para que se entienda que no es solo un restaurante de turistas que vienen tras ver el Palau. De hecho, hay quienes creen que, si no entras al edificio para visitarlo, ya no puedes ir a los restaurantes del recinto", nos explica Russo. Y nada más lejos de la realidad. De igual forma que pasó con los hoteles, poco a poco, tanto extranjeros como autóctonos de la ciudad, descubren que hay buenos restaurantes en museos, bibliotecas y edificios históricos como este, y que puedes venir cuando más te apetezca.
"Por ello, estamos intentando darle voz a que esto es independiente, que se cocina muy rico, que te lo puedes pasar muy bien, que el sitio es chulísimo y que nada tiene que ver con el teatro, aunque si vienes al teatro es un plus".
Oda a la brasa
En el restaurante los platos son tan variados que van desde ensaladas bien ricas y originales, a carnes y pescados. Pero muchos de ellos tienen en común la brasa. Como buena argentina, Luciana Russo trabaja con ella y le ve un punto bien común con Cataluña.
De hecho, esta brasa se ve y se nota en prácticamente todos los platos del Pizzicato. Empieza por el tueste del pan de masa madre de Pan de Kilo con aceite de oliva virgen a la col lombarda a la brasa con mandarina, alioli de membrillo, granada y queso curado de oveja.
Algunos de los platos que destacamos y que harán que volvamos a este lugar son la torrija salada con caldo de Comté, carrillera guisada y setas ahumadas o el tuétano con anguila ahumada, salsa teriyaki cítrica, ensalada de cebolla morada, perejil y alcaparras con tostas.
Menús a precios asequibles
Por la zona, la ubicación, el magnífico lugar… uno puede pensar que la carta del Pizzicato es casi prohibitiva, pero no.
Hay diversos menús: uno a mediodía los viernes, sábados y domingos que, por 25 € incluye tres platos, postres o café y bebida, y que cambia cada semana, con platos de la carta, (como los que hemos nombrado), platos de los fuera de carta y tests que desde cocina dan a probar a los comensales. Y por las noches, el ticket medio oscila entre los 40 y 45 euros, así que no tienes excusa.