La tripofobia es un miedo o aversión intensa a ver figuras geométricas formadas por pequeños agujeros o bultos. Aunque no está oficialmente reconocida como un trastorno por algunas organizaciones de salud mental, afecta a muchas personas en todo el mundo. 

Algunos de sus síntomas son:

• Ansiedad o incomodidad intensa al ver patrones de agujeros o bultos pequeños y mostrados de manera repetitiva.
• Picor o sensación de hormigueo en la piel.
• Sudoración o escalofríos.
• Náuseas o incluso mareos.
• En casos más graves, algunas personas pueden experimentar ataques de pánico.

Es importante tener en cuenta que la tripofobia no siempre se manifiesta de la misma forma en todas las personas. Para algunas, puede ser solo una incomodidad leve, mientras que para otras, puede generar una reacción física y emocional muy fuerte.

Por qué sufres tripofobia

Existen varias teorías que hablan de lo que podría estar detrás de esta reacción tan particular. 

1. Por instinto de supervivencia
   Algunos investigadores creen que la aversión a los agujeros pequeños puede ser una respuesta evolutiva. Los patrones que desencadenan la tripofobia pueden parecerse a aquellos presentes en animales venenosos, como ciertos tipos de serpientes o insectos peligrosos, lo que provocaría una respuesta instintiva de repulsión para evitar el peligro.
2. Los asociamos a algunas enfermedades
   Otra teoría sugiere que estos patrones pueden recordarnos a enfermedades o infecciones de la piel, lo que genera un rechazo automático. Esta reacción podría haber surgido como un mecanismo de defensa, para alejarnos de posibles infecciones.
3. Experiencias personales
   En algunos casos, la tripofobia puede estar relacionada con experiencias traumáticas o desagradables del pasado. Por ejemplo, alguien que haya sufrido una lesión o infección cutánea podría desarrollar una sensibilidad particular a los patrones que se asemejen a esa experiencia.

Cómo tratar la tripofobia

Aunque la tripofobia no tiene un tratamiento específico y cada persona lo vive de una manera, hay algunos enfoques que pueden ayudarte a gestionar los síntomas que puedan interferir en tu vida diaria. 

1. Una técnica que se utiliza comúnmente en psicología para tratar fobias es la exposición gradual. Consiste en exponerse lentamente a los estímulos que provocan la fobia, en este caso, imágenes o patrones que te incomoden, de manera controlada y segura. 
2. Aprender técnicas de relajación, como la meditación, la respiración profunda o el yoga, puede ser útil para reducir la ansiedad asociada con la tripofobia. 
3. Si sabes que ciertos tipos de imágenes te causan malestar, una solución sencilla puede ser evitar la exposición a ellas, especialmente si no interfieren con tu vida cotidiana.

Si la fobia comienza a afecta tu día a día, es recomendable que busques ayuda profesional que te ayude a gestionar mejor tus reacciones y tus emociones. Tu bienestar debe ser siempre tu prioridad.