En el centro de la exposición, el espectador puede hacerse una idea de cómo eran los talleres de pintura de la época a través de la distribución de un conjunto de elementos que eran usados por los profesionales para desempeñar su oficio: caballetes, pinceles, marcos, pinturas, lienzos, paletas, etc., así ...
En el centro de la exposición, el espectador puede hacerse una idea de cómo eran los talleres de pintura de la época a través de la distribución de un conjunto de elementos que eran usados por los profesionales para desempeñar su oficio: caballetes, pinceles, marcos, pinturas, lienzos, paletas, etc., así como detalles distintivos que permiten conectar con el pintor, como es el caso de una capa y un sombrero. Parece como si los artistas hubiesen hecho una pausa para tomar el bocadillo y hubiesen dejado todo listo para su regreso. Alrededor de este elemento central se colocan diversos cuadros que cuelgan de las paredes y se acompañan de llamativas frases que reflejan rasgos característicos de su forma de trabajar y de la relación con sus clientes. Se exponen más de una treintena de obras, algunas de ellas han sido realizadas por el propio artista y para muchas otras ha contado con la colaboración de sus ayudantes, ya que era muy común que los pintores tuviesen un equipo detrás que los respaldase y participase en la creación de sus proyectos artísticos. Algunas de sus pinturas se acompañan de una copia, así el visitante puede realizar una comparativa entre el lienzo pintado por el maestro y el creado por su ayudante. Aunque en la mayoría de los casos, la reproducción era de calidad inferior que la original, en lo que respecta al retrato de `Ana de Austria, reina de Francia´, la copia tiene una calidad notable, pero existen una serie de elementos que la delatan. Como bien apuntan en la nota de prensa del Museo del Prado, en este caso "para discernir cuál es del maestro y cuál de un ayudante de su taller no sirve apelar a la excelencia de su ejecución, sino que es necesario identificar elementos característicos del lenguaje personal de Rubens. Además, al comparar un original y una copia cabe esperar que en el primer caso haya más espontaneidad, puesto que el autor ha de adoptar decisiones sobre cómo dar forma a la escena mientras trabaja. En la copia esas decisiones ya estaban tomadas; solo queda imitarlas".
Por otro lado, en `El Taller de Rubens´ hay proyectos inacabados, que tratan de profundizar en la manera en el que los artistas de la época daban forma a sus cuadros, en los que se potenciaba el trabajo en equipo, ya que "se avanzaba poco a poco, en distintas capas: sobre la imprimación se aplicaba el dibujo, sobre este, el bosquejo y, sobre el bosquejo, el color en capas más o menos transparentes. Esto permitía al maestro y sus ayudantes alternar su trabajo", explican en el documento. Asimismo, era bastante frecuente que los pintores llevasen a cabo "varias versiones de sus cuadros, en especial si se trataban de retrasos de personas ilustres", aclaran.
Observando la muestra, comisariada por Alejandro Vergara, jefe de Conservación del Área de Pintura flamenca y escuelas del norte, podemos conocer curiosidades tan llamativas como que "los talleres de la época olían a trementina" y este mismo olor impregna el espacio expositivo, de modo que en este viaje en el tiempo no solo interviene la vista, sino también el olfato. Otro aspecto a destacar es que la paleta que aparece sobre la silla plegable "tiene los colores ordenados, tal y como los ordenaban los pintores en el s.XVII, teniendo en cuenta los colores que usaban más, están más cerca del pulgar, y aquellos que manchaban a los demás. Para evitar contaminarlos, los alejaban". A su vez, el tiento es un accesorio que tampoco se debe pasar por alto, puesto que era de especial importancia para desempeñar su labor. Se trata de "una especie de vara protegida en su parte final, que el pintor apoya sobre la superficie de un cuadro para sustentar su pulso", explica con detenimiento Vergara en uno de los vídeos compartidos en Instagram por el Museo del Prado. Todos estos y otros detalles de relevancia se pueden conocer visitando la exposición dedicada al maestro Pedro Pablo Rubens, en la sala 16 B del edificio Villanueva en este museo madrileño hasta el 16 de febrero de 2025.
FOTO PRINCIPAL.: Exposición `El Taller de Rubens´. Imagen extraída del perfil de Twitter del Museo del Prado.