Algunas personas evitan perdonar porque piensan que eso significa volver a exponerse al daño sufrido o que la otra persona debe pagar por el daño infligido y no se merece el perdón. Pero no es así. Perdonar es positivo para nosotros mismos y una señal de inteligencia emocional. No aceptamos ...
Algunas personas evitan perdonar porque piensan que eso significa volver a exponerse al daño sufrido o que la otra persona debe pagar por el daño infligido y no se merece el perdón. Pero no es así. Perdonar es positivo para nosotros mismos y una señal de inteligencia emocional. No aceptamos lo que nos hizo la otra persona o que esa persona no tenga que asumir las consecuencias de sus actos, significa que nos liberarnos de las emociones que generan sufrimiento, nos bloquean y nos impiden avanzar.
Los expertos señalan que, entre las consecuencias de no saber perdonar, destacarían:
-El rencor y resentimiento causado por lo que nos han hecho en el pasado nos dedicamos a rumiar esos pensamientos negativos. El cerebro sigue actualizando el dolor y nos vemos afectados a nivel emocional.
-Algunos estudios señalan que la rabia también nos afecta a nivel físico y es perjudicial para nuestra salud.
-El distanciamiento espacial con la persona que nos hizo daño mantiene únicamente sufrimiento en nosotras mismas. Cuando es imposible separarse de esa persona (porque es nuestra madre, nuestra pareja o nuestros hermanos), además de sufrir nosotras establecemos una mala relación con esa persona (y con otras que forman parte de ese ámbito).
Perdonar es una actitud, una decisión que nos permite crecer porque aceptamos el pasado y podemos seguir adelante. Para aprender a perdonar sería necesario:
1-Querer perdonar. Mientras estamos sufriendo por lo que nos han hecho, es difícil perdonar porque la intensidad emocional nos incapacita para elaborar de manera cognitiva lo que está sucediendo.
2-Descubrir que somos las únicas responsables de nuestras emociones. La otra persona nos ha hecho daño, pero nosotras somos responsables de cómo nos sentimos y podemos trasformar las experiencias negativas en una oportunidad para aprender, crecer como personas y aumentar nuestra resiliencia.
3-Entender que la imposibilidad de perdonar genera sentimientos negativos que nos hacen daño. La rabia, la impotencia y el resentimiento son emociones negativas que nos afectan y perjudican nuestras relaciones interpersonales.
4-Buscar la causa del daño. Perdonar es un acto íntimo que te aportará bienestar y paz. Es importante conocer la causa y pensar en la otra persona de manera integral sin centrarse únicamente en su error e incluyendo todos sus aspectos positivos. Esta actitud aumenta la objetividad y reduce la influencia de las emociones negativas que estás experimentando, logras que estas no empañen el cristal con el cual estás valorando la situación.
5-Consultar a un experto. Cuando el dolor es muy intenso y el resentimiento alto, es difícil perdonar, por lo que sería conveniente buscar ayuda especializada. Un psicólogo puede aportar pautas específicas (como escribir una carta de perdón en la que intentas comprender al otro) que te ayudarán a conseguirlo.