El queso fresco es un siempre acierto para incorporarlo a la dieta porque continuamos potenciando el sabor del plato, pero sin que eso suponga aumentar la ingesta de grasas ni causar pesadez para las digestiones difíciles. Para la elaboración de este producto no es necesario que pase por un proceso de curación. El requesón, el mascarpone, la mozzarella, la ricota entrarían dentro de esta tipología, al igual que el cottage. Todos ellos tienen en que común que son blandos, de apariencia húmeda, fáciles de digerir, de sabor un poco ácido y de textura suave. Por su parte, el cottage y la ricota se parecen bastante al estar compuestos por pequeños gránulos. El primero de ellos se cree que tiene su origen en las cabañas rurales, en las que se preparaba el queso de forma artesanal con la leche que sobraba de hacer la mantequilla. Era una manera práctica de aprovechar el excedente de un producto para dar vida a otro nuevo, fomentando así la economía sostenible. 

Esta variedad de queso tiene cierta consistencia, lo que permite consumirla cuando se quiere matar el gusanillo, gracias a su poder saciante. Aporta una gran cantidad de proteínas, es baja en calorías, contiene calcio y está recomendada para personas diabéticas o que necesitan bajar de peso. Otra de las propiedades que se le atribuye es que ayuda a regular el colesterol y a mantener los músculos fuertes, por lo que también es apta para deportivas. En cuanto a la gastronomía, se caracteriza por su versatilidad, pudiendo untarse en una tostada, añadir como un ingrediente más en una ensalada, una pizza, un bocadillo, un plato de pasta, etc. o para rellenar unos canelones o unos crepes. Pero su aportación en el ámbito culinario no acaba aquí, ya que con él se pueden hacer tartas, bizcochos, magdalenas, helados y hasta aderezar tortitas. 

Paso a paso

Lo encontrarás en el apartado de refrigeración de los supermercados junto a otros tipos de queso untables y se vende en tarrinas con diferentes gramos de peso. Si esta idea no te convence o tienes curiosidad por ver cómo se elabora, puedes prepararlo de forma casera. En el videotutorial de Grecia.Recetas encontrarás todas las indicaciones necesarias y verás que con tan solo cuatro ingredientes tendrás tu cottage listo para su consumo. Comienza vertiendo la leche en una olla al fuego, agrega la sal y mezcla con un utensilio. Después añade el vinagre, remueve y tapa el recipiente. Una vez que hierva, apaga el fuego y deja que repose 10 minutos. Cuando esto ocurra, cuela el queso con un paño para separarlo del suero y deja que repose 10 minutos más. A continuación, escúrrelo apretándolo ligeramente con las manos, pásalo para un molde, colócale encima un trozo de papel absorbente para retirar el exceso de suero, tápalo y ponlo a enfriar en la nevera durante tres horas. Finalmente, desmolda el queso, sumérgelo en una taza con crema ácida, removiéndolo suavemente y ponlo a refrigerar antes de tomarlo. 

FOTO PRINCIPAL.: Photo by Christina Voinova.