Se puede definir el fracaso como un resultado o una experiencia inesperados que nos producen una sensación de pérdida debido a que implica que no hemos cumplido nuestras expectativas (o las de los demás). Existen varios tipos de fracaso. Pueden ser personales, profesionales, relacionales o existenciales, entre otros. Reconocerlos nos ayuda ...
Se puede definir el fracaso como un resultado o una experiencia inesperados que nos producen una sensación de pérdida debido a que implica que no hemos cumplido nuestras expectativas (o las de los demás).
Existen varios tipos de fracaso. Pueden ser personales, profesionales, relacionales o existenciales, entre otros. Reconocerlos nos ayuda a familiarizarnos con los problemas a los que nos podemos enfrentar y podemos aprender que cada fracaso vivido aporta un aprendizaje y una oportunidad para mejorar.
Es importante reconocer que fallar forma parte del proceso de mejorar y conseguir los éxitos que deseamos. El fracaso puede ser el punto desde el que nos impulsamos cuando fallamos para llegar al siguiente punto, que puede ser otro fracaso o un éxito. Todos podemos fallar alguna vez (o muchas veces) pero, lo importante, es aprovechar lo sucedido en lugar de vivirlo en negativo.
Los expertos señalan que los fracasos también tienen ventajas. Destacarían:
1-Aumentan nuestra resiliencia. El fracaso nos produce incomodidad e incertidumbre. Cuando nos toca vivir algún fracaso, generamos una mayor capacidad para asumir otros desafíos de la vida cuando se nos presenten.
2-Facilitan el aprendizaje. Si nuestro objetivo está claro, el fracaso nos anima a encontrar lo que hemos hecho mal, descubrir dónde hemos fallado y cómo podemos mejorar la próxima vez. El fracaso vivido nos enseña y el aprendizaje adquirido aporta experiencia para poder conseguirlo cuando volvamos a intentarlo.
3-Incrementan la tolerancia a la frustración. El fracaso nos induce a ser capaces de afrontar los problemas y limitaciones que encontramos en la vida y las molestias o incomodidades que puedan causarnos las personas que nos rodean.
4-Potencian la creatividad. Fallar rompe nuestro esquema mental, altera nuestras perspectivas, modifica nuestras ideas y genera una incertidumbre incómoda que nos induce a pensar en encontrar una solución. En estas situaciones nuestra creatividad aumenta porque es imprescindible encontrar otro camino para resolver el problema al que nos enfrentamos. Así se nos ocurrirán ideas que, de otra manera, no sería posible manejar.
No descartes la idea de que, en ocasiones, el éxito se consigue fallando y aprendiendo del error cometido. Conseguir tu objetivo puede resultar complicado y que sea necesario fallar varias veces antes de lograrlo. Considera que fracasa quien abandona porque, mientras lo intentas y te esfuerzas, tienes la oportunidad de conseguir tu objetivo. No te centres solo en tus aciertos y disfruta también de tus fracasos porque la combinación de ambos es lo que te ha permitido llegar al lugar que ocupas.