El proceso ansioso puede deberse a una situación puntual o conformar un trastorno que precisa ayuda del médico y tratamiento farmacológico adecuado para resolverse. Su frecuencia es superior en primavera y otoño, aunque puede aparecer en cualquier estación y, fundamentalmente, en momentos de incertidumbre vital, social, laboral y económica.

Entre los síntomas de ansiedad destacarían: insomnio, nerviosismo, cefalea, dolor de estómago, mareo, hipertensión y náuseas. En ocasiones, se presentan varios a la vez y llegan a incapacitar a la persona afectada.

El diagnóstico y tratamiento debe quedar en manos de tu médico. De manera general, un cambio en el estilo de vida, mejorar el afrontamiento de los problemas empleando el optimismo, evitar anticipar acontecimientos negativos y tratar de organizar tu vida sin mezclar conflictos, por ejemplo, porque pueden ayudar a reducir los síntomas.

La fitoterapia recomienda el empleo de lavanda a la que se le atribuyen propiedades relajantes y ansiolíticas. Se denomina, botánicamente, Lavandula angustifolia, Lavandula vera o Lavandula officinalis, según la especie de que se trate, y se conoce como lavanda o espliego.

En fitoterapia se utilizan fundamentalmente las flores (aunque también pueden emplearse los tallos) donde se concentran los componentes químicos activos. Contiene, aproximadamente, 300 compuestos diferentes en función del suelo, clima y condiciones de cultivo. Destacarían: linalol, linalilo, cineol, lavandulol, geraniol y una baja concentración de alcanfor.

Por destilación de las flores de lavanda se obtiene aceite esencial. Presenta un aroma fresco y es incoloro o amarillo claro. Se le atribuyen numerosas propiedades relacionadas con sus componentes activos y se recomienda en diversas aplicaciones (sedante, antiespasmódico, antiinflamatorio, hipotensor, antiséptico, analgésico y antibiótico, fundamentalmente).

Sería recomendable comprar el aceite esencial de lavanda en un centro especializado y con garantía sanitaria. También es posible elaborar aceite en casa. Introduce en un recipiente de cristal entre 100 y 200 gramos de flores de lavanda (frescas o secas). Cúbrelas completamente con aceite base (jojoba, por ejemplo). Tapa el frasco con la rosca, agita la preparación y deja que vaya macerando lentamente (tres semanas, aproximadamente). Cuela el aceite resultante y consérvalo en una botellita oscura con tapón cuentagotas para facilitar su dosificación.

Si deseas relajarte con aceite de lavanda, sería recomendable:

1-Aplicar aceite de lavanda en la planta de tus pies antes de acostarte y masajear en círculos.

2-Agregar dos gotas de aceite de lavanda a tu almohada, pijama o ropa de cama antes de meterte en la cama.

3-Colocar un paño con 2 gotas de aceite de lavanda sobre tu nuca durante 5-15 minutos.

4-Introducir 3 gotas de aceite de lavanda en un difusor durante 30-45 minutos.

5-Masajear las sienes, lentamente y en sentido circular, aplicando en tus dedos una gota de aceite esencial de lavanda.

6-Pasar por la frente, las sienes y el cuello un paño con 2 gotas de aceite de lavanda.