Esta teoría no significa que por estar tristes o sentir ira, por ejemplo, vayamos a padecer una enfermedad orgánica. Tampoco quiere decir que si nos sentimos alegres o despreocupados no vayamos a enfermar. Simplemente implica que se está analizando la importancia que tiene nuestro estado de ánimo sobre nuestro bienestar ...
Esta teoría no significa que por estar tristes o sentir ira, por ejemplo, vayamos a padecer una enfermedad orgánica. Tampoco quiere decir que si nos sentimos alegres o despreocupados no vayamos a enfermar. Simplemente implica que se está analizando la importancia que tiene nuestro estado de ánimo sobre nuestro bienestar y cuestiones relacionadas con esta asociación.
Los expertos señalan que todas las emociones básicas (como la tristeza, la ira y la alegría) presentan un determinado patrón somático. Es fácil observarlo con el miedo, por ejemplo. Cuando sientes miedo percibes a nivel mental ansiedad y preocupación y a nivel fisiológico se produce un aumento de la presión arterial y de los niveles de glucosa en sangre, por ejemplo. Estas reacciones fisiológicas (comunes a todas las personas de cualquier edad, género o cultura) permiten al organismo prepararse para escapar del estímulo que genera el miedo, si fuera necesario hacerlo.
Se han realizado estudios específicos para diseñar un mapa corporal de las emociones que permitiera determinar el lugar del cuerpo en el que se percibe el impacto de las emociones primarias (como la ira, la felicidad, la tristeza y la sorpresa) y otras emociones más complejas (como la ansiedad, el amor, el desprecio, el orgullo y la vergüenza).
Se utilizaron estímulos que permitían provocar determinadas emociones en concreto y se analizaron de manera específica. Entre los resultados destacaría que:
-Las emociones primarias causarían una mayor activación corporal.
-Las emociones más complejas provocarían una respuesta menos intensa a nivel fisiológico.
-Las emociones positivas (como la felicidad y el amor) generarían sensaciones que se extenderían prácticamente por todo el cuerpo.
-Las emociones negativas (como la vergüenza y la ansiedad) se concentrarían, de manera general, en la parte superior del cuerpo, donde se encuentran los órganos vitales implicados en las reacciones somáticas asociadas a estos estados emocionales (aumento del ritmo cardiaco y de la respiración, fundamentalmente).
-La depresión generaría una sensación de vacío que suele asociarse a la tristeza.
Los resultados obtenidos podrían hacer pensar que cada emoción desencadenaría una respuesta fisiológica específica que impactaría en diferentes zonas del cuerpo. Además, se ha llegado a considerar que, cuando estos estados emocionales se mantienen durante largos periodos de tiempo, podrían llegar a provocar daños en el organismo que podrían facilitar el desarrollo de determinadas enfermedades emocionales.
Otros estudios señalan que existen emociones que nos ayudarían a recuperarnos o a prevenir la aparición de diferentes problemas de salud. Se ha señalado que el optimismo y la felicidad, por ejemplo, podrían estar relacionados con la calidad de vida y la longevidad. Algunos investigadores indican que las personas optimistas y felices tendrían una mayor esperanza de vida, padecerían menos enfermedades y llevarían un estilo de vida más satisfactorio y saludable. Es preciso continuar las investigaciones para alcanzar una conclusión definitiva que, actualmente, no se habría confirmado.