La fiebre cumple una función biológica porque avisa al organismo de que está siendo atacado por un agente externo (como virus o bacterias, por ejemplo) peligroso para la salud. El incremento de temperatura dificulta el crecimiento del patógeno y activa nuestro sistema inmunológico fabricando células y mediadores de la infección ...
La fiebre cumple una función biológica porque avisa al organismo de que está siendo atacado por un agente externo (como virus o bacterias, por ejemplo) peligroso para la salud. El incremento de temperatura dificulta el crecimiento del patógeno y activa nuestro sistema inmunológico fabricando células y mediadores de la infección que luchan contra el factor exógeno que la provoca.
Los especialistas señalan que:
1-Aparece en diferentes patologías, siendo las más frecuentes los resfriados, la gripe, las infecciones agudas de vías respiratorias superiores, infecciones intestinales o estomacales causadas por virus o bacterias, infecciones de vías urinarias o enfermedades exantemáticas infantiles como varicela y paperas, fundamentalmente.
2-De manera general, cuando se presenta febrícula sería recomendable ingerir abundantes líquidos y reposar, sin tomar ningún medicamento, vigilar los picos térmicos, retirar el exceso de ropa, reducir la temperatura de la habitación, aplicar compresas húmedas en frente, ingles y axilas, realizar un baño con agua tibia (nunca fría) o tomar líquidos fríos azucarados.
3-La administración de medicamentos debe realizarse únicamente bajo supervisión del médico. La duración, la dosis y el principio activo recomendado dependerán del criterio del especialista y deben ser seguidos a rajatabla. Los más empleados son el paracetamol y el ibuprofeno, sólos o combinados. No suele recomendarse la administración de ácido acetilsalícílico en menores de 16 años para evitar la posibilidad de aparición del síndrome de Reye. Nunca se deben tomar antibióticos sin la indicación del médico porque, si el origen es vírico, no sirven para nada salvo para empeorar el cuadro clínico.
4-Para medir la temperatura corporal, se pueden emplear termómetros digitales (que indican las décimas exactas), electrónicos de punta blanda, timpánicos (sin riesgos de lesión en el oído), frontales (sea cual sea el estado general del paciente) y modelos que no han de ser pegados a la piel (acercándolos a la frente o a la barriga). La zona de determinación habitual (salvo casos especiales) es la axila en los adultos y el recto en bebés y niños pequeños.
5-Se recomienda acudir al centro médico de urgencia si aparece algún signo de alarma (por ejemplo, convulsiones), si el estado general de la persona afectada por la fiebre es preocupante (somnolencia, irritabilidad, apatía, dificultad para respirar, etc.) o se padece una enfermedad crónica que afecte al sistema inmunitario, por ejemplo. En caso contrario, lo recomendable sería continuar el control de la fiebre en casa hasta poder ver al médico.
6-Cuando el origen de la fiebre no está claro, lo que se denomina "fiebre sin foco", suele deberse a una infección vírica benigna, que debe ser vigilada. La visita a los servicios de urgencia no garantiza una mayor rapidez de curación y no sería preciso acudir a pesar de la alarma que la fiebre puede provocarnos.