Su formación artística y su admiración por lo espiritual, unida a la influencia de su padre como instructor de astronomía, se refleja a lo largo de su proyecto. En 1906 fue cuando exploró con las figuras abstractas, dejando que el trazo la guiara por el lienzo a través de una ...
Su formación artística y su admiración por lo espiritual, unida a la influencia de su padre como instructor de astronomía, se refleja a lo largo de su proyecto. En 1906 fue cuando exploró con las figuras abstractas, dejando que el trazo la guiara por el lienzo a través de una forma de representación que se escapaba a lo que el ojo humano estaba viendo en la vida real. Sin embargo, su colección pocas veces salió a la luz, ya que Af Klint consideraba que el público no estaba todavía lo suficientemente preparado para verla y que tendría que pasar un tiempo prudencial para que eso sucediera. Ese mismo año marcará el comienzo de su proyecto más ambicioso, `Pinturas para el templo´, compuesto por casi doscientas obras, repartidas entre pinturas y dibujos, y para las que dedicará casi 10 años de su vida. En ellas plasmará su forma de entender el arte, centrándose en lo espiritual y adentrándose en otras formas de pensamiento, como la teosófica.
La exposición ´Hilma af Klint´ realiza un recorrido desde sus comienzos, su inspiración artística y simbología, su interés por los átomos y las acuarelas del final de su etapa, en las que fusiona el color con la geometría. De este modo, el espectador obtiene una visión panorámica de su manera de crear y de entender el arte, puesto que a lo largo de su trayectoria "aunque llega a exponer en vida, lo que se muestra entonces se reduce fundamentalmente a sus pinturas figurativas y, muy ocasionalmente, las abstractas", explican en la nota de prensa. Además de establecer una confrontación entre lo terrenal, lo espiritual y lo científico, y dejar constancia de ello, participará en sesiones de espiritismo, que de alguna forma la guiarán en su proceso creativo. Durante cuatro años, entre 1908 y 1911, decide tomarse un respiro de lo que será su obra de mayor peso y a la que dedica más tiempo, para retomarla con mayor fuerza un año después, en 1912.
Tras su colección principal, se centrará en la `Serie Perceval´, la cual se vincula a los Caballeros de la Mesa Redonda y la búsqueda del Santo Grial, para después continuar con el átomo y su conexión con el cosmos y al mismo tiempo vuelve a adquirir protagonismo lo espiritual. Al final de su obra, las formas geométricas y la combinación de colores, que parecen fundirse unos con otros, rozan de nuevo la espiritualidad. En 1922 presenta su trabajo titulado `Sobre la contemplación de flores y árboles´, en el que las acuarelas toman las riendas y la naturaleza cobra protagonismo, pero sin dejar al margen sus referencias a la vida espiritual. El Museo Guggenheim de Bilbao acogerá esta muestra, patrocinada por Iberdrola y comisariada por Tracey R. Bashkoff y Lucía Agirre, del 18 de octubre al 2 de febrero de 2025.
FOTO PRINCIPAL.: Foto de David Vives.