Aunque generalmente se hable de una montaña, ciertamente Uluru es una formación geológica rocosa compuesta por arenisca. Se encuentra en el centro de Australia, como parte del Uluru Kata Tjuta National Park, y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987. Uno podría pensar que qué tiene de ...
Aunque generalmente se hable de una montaña, ciertamente Uluru es una formación geológica rocosa compuesta por arenisca. Se encuentra en el centro de Australia, como parte del Uluru Kata Tjuta National Park, y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987.
Uno podría pensar que qué tiene de especial este montículo. No tiene vegetación, no tiene una forma especial y su alrededor es todo desierto. Sin embargo, está considerado como un espacio sagrado y muy espiritual por los habitantes de la zona. Y la verdad es que si alguna vez te decides a visitarlas entenderás por qué. Tiene algo místico, algo que te atrapa, que te cautiva y que es difícil de explicar. Quizás es el constate cambio de color de su superficie, según incide sobre él los rayos del sol y la luz de los diferentes momentos del día, lo que hace que, por momentos, parezca cambiar su forma y sus vibraciones.
Viajar hasta Uluru es relativamente sencillo desde las principales ciudades australianas. La mejor forma de llegar hasta allí es en avión, ya que las distancias australianas implican muchas horas de coche. Una vez allí, el mejor lugar donde alojarse y prácticamente el único es el Ayers Rock Resort. Un complejo formado por un hostel, un par de hoteles de diferentes categorías y varios apartamentos, que incluye en sus instalaciones restaurantes, tiendas y hasta un supermercado donde abastecerte de lo que puedas necesitar en tu estancia en la zona.
Acercarte hasta el parque nacional también es fácil. Lo puedes hacer en coche privado, en alguna de las numerosas excursiones que allí se ofertan, sobre todo para disfrutar del amanecer y atardecer que es cuando los cambios de color son más patentes, o con un hop on hop off que sale en diferentes horarios desde el resort.
Visitar Uluru es toda una experiencia. Te enamorará desde el primer momento que lo veas, ya que cautiva a cualquiera. Una de las mejores de verlo en todo su esplendor es desde alguno de los varios miradores que hay por la zona. Espacios que durante las horas del amanecer y el atardecer se llenan de fotógrafos, ávidos de coger numerosas instantáneas.
Sin embargo, una recomendación es darle la vuelta completa a la roca. Un recorrido de unos 9 kilómetros a través de un camino totalmente señalizado, que te permitirá descubrir Ayers Rocks en toda su grandiosidad. Hay varios recorridos, de mayor o menor distancia, pero lo mejor es dar la vuelta completa. Una vuelta que quizás darás prácticamente solo, ya que la larga distancia hace que no todo el mundo se aventure a recorrer toda la circunferencia. Por el camino, encontrarás cuevas, cascadas y pinturas rupestres.
Para los aborígenes es un lugar sagrado que tiene que ver con sus ancestros y su cultura. Por ello, en ciertos espacios está prohibido hacer fotografías para preservar la intimidad de esos espacios sagrados. No te preocupes, está claramente indicado. Ello es también una de las razones por las que desde 2019 no se puede subir a Uluru. Ascender a él era una falta de respeto hacia lo que Uluru representa para los aborígenes australianos. Y ello, unido a que es un lugar impredecible en el que hay fuertes vientos, provocó varios accidentes mortales a aquellos que, desoyendo el consejo de los locales, decidieron escalarlo.
Al estar en pleno desierto, el clima es muy extremo. Altas temperaturas de día y bajada de ellas por la noche, ya sea invierno o verano. Hay que ir preparado para ello, con mucha agua para hidratarse, protección solar e incluso en las épocas estivales de una redecilla en la cabeza para aguantar el envite de las múltiples moscas e insectos del lugar.
Pese a ello, es una visita obligada si uno quiere conocer Australia de verdad. Más allá de sus costas y de sus ciudades, hay que guardar un par de días para acercarse a Uluru, ese lugar sagrado que cautiva sin saber por qué