La depresión puede definirse como un trastorno afectivo del estado de ánimo que se manifiesta con síntomas psíquicos (tristeza, reducción de la autoestima, desgana, etc.) y somáticos (pérdida de apetito, astenia, insomnio, somnolencia, etc.) y debe ser diagnosticada y tratada por el especialista.

Los datos señalan que, en España afecta a más de un millón de personas, siendo numerosos quienes la padecen o la han padecido sin haber sido diagnosticados o tratados. Se distinguen varios tipos de depresión y con distintos grados (de leve a grave) que deben ser tratadas por el médico.

Las causas de la depresión son variadas y suelen dividirse en: genéticas, fisiológicas, personales y ambientales. Normalmente, es el conjunto de factores el que desencadena el cuadro depresivo.

Tristeza, pérdida de interés por lo que antes te gustaba, fatiga, pérdida de vitalidad, alteraciones del sueño, sentimiento de culpa, disminución de la capacidad de concentración, ánimo depresivo, etc. se consideran síntomas de depresión.

Diagnóstico y tratamiento deben ser médicos. El tratamiento suele orientarse en dos sentidos complementarios: farmacológico (basado en la administración de fármacos antidepresivos a dosis concretas) y psicológico (centrado, fundamentalmente, en la terapia cognitivo-conductual). Existen otras opciones que debes consultar también a tu médico y jamás automedicarte.

La depresión puede afectarte a varios niveles (fundamentalmente personal y laboral). En ocasiones son demoledores y provocan la pérdida de empleo o la separación de la pareja, por ejemplo. Es importante iniciar el tratamiento desde el primer momento para evitar que se desencadenen graves efectos para el paciente y sus relaciones.

En ocasiones, para reducir la sensación de tristeza se recurre a hábitos poco saludables (como el aumento del consumo de alcohol y/o tabaco entre las personas deprimidas) que lo único que provocan es el aumento de los síntomas que se desean eliminar y una retroalimentación de la que no es fácil escapar. Entre las claves para la prevención y recuperación de la depresión se recomienda seguir hábitos sencillos y saludables que a cualquiera le resultan beneficiosos (pasear, hacer deporte, hablar con amigos y familia o cuidar tu dieta, por ejemplo).

Algunos estudios señalan que, a nivel nutricional, sería recomendable consumir frutas, verduras, pescado y agua, fundamentalmente, porque aportan bioelementos saludables (aminoácidos, vitaminas, enzimas y minerales, especialmente) y podrían minimizar la formación de compuestos que reduzcan la producción de serotonina, molécula fundamental para mantener un estado de ánimo positivo.

Consulta a tu médico si tienes cualquier duda o percibes esa sensación de tristeza intensa porque debe diagnosticar lo que te ocurre e indicar las pautas de actuación adecuadas. No dejes pasar demasiado tiempo esperando que todo se resuelva porque la depresión no se cura sola y es necesario afrontarla desde todas las perspectivas.