La higuera se denomina botánicamente Ficus carica. Pertenece al género de los ficus y, a pesar de que existen numerosas variedades, solo 300 se cultivan para consumo humano en diferentes lugares del mundo, especialmente en los países mediterráneos (Turquía, Egipto, Grecia, Marruecos y España). A la higuera se le caen las hojas en otoño y brota de nuevo en primavera. Los higos maduran entre julio y noviembre, alcanzando su punto de sazón a finales del verano.

En su composición química destacaría que no aportan muchas calorías si se consumen frescos (100 gramos de higos frescos aportan 74 calorías; los secos 249) y su concentración de grasas y proteínas es baja. Aportan mucha fibra soluble e insoluble, flavonoides, vitaminas (C, K y del grupo B, fundamentalmente) y minerales (especialmente potasio, calcio, fósforo, hierro, manganeso y magnesio),  especialmente concentrados en el higo seco.

A los higos se les atribuyen numerosas propiedades entre las que destacarían:

1-Ayudan a mejorar el tránsito intestinal y la salud digestiva debido a su alto contenido en fibra.

2-Facilitan el control de peso porque presentan un efecto saciante que reduce la cantidad de comida que precisas ingerir para sentirte satisfecha. Pueden convertirse en un aperitivo saludable o un tentempié mañanero que aporta vitalidad.

3-Mantienen en buen estado el sistema nervioso y el músculo-esquelético. Su concentración en minerales (especialmente calcio, potasio y magnesio), imprescindibles para lograr un correcto funcionamiento.

4-Favorecen el control de los niveles de colesterol y glucosa en la sangre por la presencia de fibra soluble.

5-Mejoran el funcionamiento del sistema nervioso e inmunitario porque contienen vitamina B6

6-Se consideran fuente de vitamina C, antioxidante de interés para la piel y los huesos.

Se comercializan en diferentes puntos de venta. Es importante que no estén muy duros y presenten un aspecto externo sano, sin golpes ni roturas y con la piel entera. Elige los que estén maduros porque su sabor será más dulce, aunque no aguantarán mucho tiempo en la nevera. Puedes reconocer que está maduro cuando la piel cede al tocarla y presenta pequeñas grietas o arrugas.

Su correcta conservación implica no amontonarlos, presionarlos ni golpearlos para evitar aplastamientos que los estropeen. Es fundamental eliminar los que huelan mal o presenten algún deterioro porque pudrirán a los demás y se convertirán en una pasta de olor desagradable y consumo imposible.

Es posible encontrar higos con diferentes presentaciones (fresco, seco o en almíbar, por ejemplo). Para consumirlos al natural, puedes pelar los higos y comer la parte interior o puedes lavarlos bien bajo el agua y comerlos con piel (de color verde pálido, negro o morado, en función de la variedad) porque presenta una textura fina y suave. Además, es posible incluirlos en algunas recetas dulces y saladas. Combinan con ajos, cebolletas, espinacas, rúcula, setas, berros, lechuga, escarola y frutos secos, para elaborar ensaladas o revueltos, por ejemplo. También se usan para elaborar mermeladas, pasteles, salsas o galletas, entre otras opciones.