Algunos especialistas consideran que ciertos síntomas (tristeza, angustia, debilidad generalizada, cansancio, desmotivación, pérdida de apetito, reducción de la concentración, cambios de carácter, irritabilidad, insomnio, problemas musculares como las contracturas o molestias gástricas como las malas digestiones) pueden estar enmascarando otros problemas (como insatisfacción laboral o personal) de origen y consecuencias más profundas que deben ser solucionados para recuperar la salud y bienestar. 

A pesar de que los factores que influyen en esta situación son numerosos, los estudios señalan que el carácter de la persona afectada es el más importante. Señalan que la aparición de estos síntomas es más frecuente en las personas sensibles, perfeccionistas, idealistas u obsesivas. Se ha asociado también al ámbito laboral (relaciones con jefes y compañeros, puesto de trabajo, nivel de estrés e implicación en la empresa) y al tipo de trabajo desempeñado (es frecuente en quienes trabajan en casa cuidando enfermos o atendiendo las labores cotidianas, por ejemplo). Consulta al médico y sigue sus pautas.

De manera general para reducir la intensidad de estos síntomas asociados al malestar por la vuelta a la rutina sería recomendable:

1-Cuidar tu alimentación. Acude a un especialista, preferentemente en dietética y nutrición, que puede adaptar la dieta a tus necesidades reales.

2-Descansar correctamente. Es fundamental dormir entre 7 y 8 horas al día en una cama cómoda y situada en una habitación confortable. El ambiente de descanso es fundamental para poder desconectar de la preocupación y recuperar el bienestar.

3-Evitar la automedicación. Nunca se recomienda consumir medicamentos que encuentres en tu botiquín porque en otras ocasiones hayan funcionado. Cualquier medicamento debe ser prescrito y pautado por el médico. Acude a tu médico y confía en su criterio. Cuéntale lo que sientes y, si necesitas algún tratamiento farmacológico, él lo decidirá.

4-Hacer ejercicio adaptado a tu estado físico y mental. No es imprescindible que te machaques hasta la extenuación, porque no tienes tanta energía y puedes frustrarte, lo que resultaría peor para tu bienestar. Se recomienda marcar objetivos alcanzables en función de tus capacidades personales para evitar que se convierta en una obsesión. Si tienes alguna duda, fundamentalmente si tienes algún problema de salud concreto, consulta a tu médico el ejercicio más adecuado para ti. No descartes ninguna posibilidad.

5-Practicar alguna disciplina (yoga, taichí o Pilates, por ejemplo) en la que se combine un ejercicio relativamente suave y la posibilidad de recuperación a nivel psíquico. Consulta a un especialista el que se adapta mejor a tu estado de salud e inténtalo.

6-Reservar una parte del día para hacer lo que te apetezca realmente y olvidarte de tus deberes y obligaciones. Es difícil encontrar el momento, pero si planificas bien el día seguro que lo consigues.

7-Utilizar técnicas de relajación. Existen numerosas opciones que puedes emplear cuando sea necesarios. Realizar una respiración adecuada o la relajación muscular pueden ser útiles para reducir la intranquilidad que percibes.