Crear espacios de trabajo más verdes, organizar sesiones de relajación, ajustar los horarios para volver a la rutina, hacer un team building y fomentar la actividad física son algunas de las estrategias que los expertos de Cigna Healthcare recomiendan para evitar la ergofobia Con el fin del verano y la vuelta ...
Crear espacios de trabajo más verdes, organizar sesiones de relajación, ajustar los horarios para volver a la rutina, hacer un team building y fomentar la actividad física son algunas de las estrategias que los expertos de Cigna Healthcare recomiendan para evitar la ergofobia
Con el fin del verano y la vuelta a la rutina en septiembre, muchas personas sienten una gran resistencia a regresar a su puesto de trabajo. Si además el clima laboral no es el adecuado -problemas con los compañeros, superiores o sobrecarga de tareas, entre otros- esta situación puede acentuarse y desencadenar ergofobia, un miedo irracional a trabajar.
Durante el periodo estival, muchas empresas implementan el teletrabajo como medida para facilitar la desconexión y la conciliación de la vida personal y profesional. Y es que, esta modalidad permite a los trabajadores disfrutar de mayor flexibilidad, lo que puede reducir el estrés y mejorar el bienestar general. De hecho, casi la mitad (45%) de los trabajadores en España prefieren la modalidad de teletrabajo frente a otras, tal y como muestra el estudio Cigna 360-Vitality.
Esto puede suponer un desafío para el regreso al trabajo presencial, ya que puede ser percibido como una pérdida de libertad y control sobre el propio tiempo, exacerbando sentimientos de ansiedad y resistencia. A esto se suma, que se suele asociar los altos niveles de estrés y la presión constante (tanto propia como externa) al espacio físico de la oficina, lo que puede agravar y desencadenar una sensación de miedo al trabajo. Asimismo, experiencias negativas previas en el entorno laboral, como conflictos con compañeros, acoso laboral o reuniones presenciales, también pueden desencadenar la ergofobia.
Esta fobia es muy limitante, y afecta tanto a la salud física como mental. Aunque esta situación se puede dar también desde casa, por lo general, las personas con ergofobia aumentan su ansiedad cuando tienen que ir a la oficina, que se manifiesta en ataques de pánico, insomnio y una constante sensación de tensión. También, pueden aparecer dolores de cabeza y problemas gastrointestinales, que normalmente suceden antes, durante o después de la jornada laboral y que reflejan el malestar que supone la vuelta presencial al trabajo.
Como consecuencia, este trastorno también impacta en el rendimiento laboral, ya que las personas con ergofobia suelen faltar frecuentemente al trabajo buscando excusas para ausentarse, lo que afecta la continuidad y el cumplimiento de las tareas. Además, esta fobia en la que se tiende a evitar el entorno laboral y todo lo que ello conlleva, conduce al aislamiento social y a la soledad, lo que dificulta la interacción con los compañeros y afecta negativamente a la dinámica de equipo y la colaboración.
"El regreso a la oficina tras el periodo estival puede ser un desafío significativo para muchos empleados, especialmente si se enfrentan a un entorno laboral estresante. Así, la vuelta al entorno laboral no debe ser vista simplemente como un retorno a la normalidad, sino como una oportunidad para reimaginar cómo podemos hacer del espacio laboral un entorno más acogedor, flexible y que favorezca tanto la productividad como el bienestar personal. Para ello, es muy importante que las empresas reconozcan estos desafíos y trabajen para crear un ambiente saludable. y, en la medida de lo posible, facilitar una transición más suave y positiva", explica Amira Bueno, directora de Recursos Humanos de Cigna Healthcare España.
Los expertos de Cigna Healthcare proponen una serie de estrategias que las empresas pueden implementar para hacer que la vuelta a la oficina sea más llevadera y evitar, de esta forma, que impacte de forma grave en la salud física y mental de la plantilla: