Si te encuentras en la situación del gran común de los mortales y te estás mentalizando sobre cómo transitar la vuelta a la rutina, planificar tu próxima escapada puede ayudarte a hacerla más llevadera. Y si formas parte del club de los afortunados que se van de vacaciones en septiembre, ...
Si te encuentras en la situación del gran común de los mortales y te estás mentalizando sobre cómo transitar la vuelta a la rutina, planificar tu próxima escapada puede ayudarte a hacerla más llevadera. Y si formas parte del club de los afortunados que se van de vacaciones en septiembre, ¡disfruta, te lo has ganado! Da igual cuándo puedas realizar tu próximo viaje: tenemos el destino perfecto que cumple con las tres `B´: bueno, bonito y barato.
El Algarve, la región más meridional de Portugal, es un paraíso para descubrir en cualquier época del año. Suaves temperaturas, kilómetros de playas, pueblitos con mucho encanto y una gastronomía mediterránea deliciosa, con las cataplanas y sabrosos pescados a la brasa como platos estrellas. Con esas características podríamos hablar de Santorini, pero no.
De hecho, National Geographic ha bautizado un municipio en pleno corazón del Algarve como `el Santorini portugués´. A poco más de 20 kilómetros de Sagres se encuentra Burgau, un enclave marinero y pintoresco que casi nada tiene que envidiar a la famosísima isla griega.
Burgau, con su origen en una antigua almadraba de atún que existía en el siglo XV, forma parte del municipio de Vila do Bispo del Algarve y su mayor encanto reside en que parece todavía un pueblo por el que no pasa el tiempo. Aunque en temporada alta se triplican los 500 habitantes que residen en el municipio durante todo el año, sigue siendo uno de los destinos más tranquilos del Algarve.
Burgau conserva su esencia pesquera, también en su gastronomía. Considerada la capital del percebe, el visitante podrá degustar extraordinarios guisos de pescado, sardinas a la parrilla y por supuesto, la típica cataplana portuguesa, un guiso de pescados y mariscos cocinados al vapor en un tradicional recipiente del mismo nombre.
Otro de sus grandes alicientes es la Playa de Burgau. Se trata de una playa de arena dorada de tamaño medio, extendida a lo largo de una bahía mediterránea que rodea el pueblo pesquero. En el centro de la bahía hay una rampa dotada de losas de piedra caliza, que aún sirve de servicio a las tradicionales embarcaciones pesqueras. Por la mañana es posible observar el trabajo diario de los pescadores.
Además de su belleza natural y de su fuerte identidad cultural, esta playa cuenta con buena accesibilidad y proximidad a aparcamientos. Garantiza aguas tranquilas la mayor parte del año, estando resguardada de los vientos dominantes. Debe su nombre al molusco gasterópodo marino, un caracol de mar también conocido como "caramujo" o "burrié", abundante en las rocas de esta playa. Aldeia do Burgau marca el inicio del Parque Natural del Suroeste Alentejano y Costa Vicentina, que se extiende a lo largo de la costa sur y oeste de Portugal, hasta el municipio alentejano de Sines.
La del pueblo no es la única playa que alberga Burgau: al otro lado de un acantilado se emplaza el arenal de Cabanas Velhas, con 500 metros de largo y aguas de azul intenso. Elegido en diversas ocasiones "el pueblo costero más pintoresco de Europa", este se encaja entre otras ensenadas cercanas, eso sí más famosas y frecuentadas, como la de Salema (al este) y Praia da Luz (al oeste), con arcillas con propiedades medicinales.
Así que, si tienes en mente un viaje a Santorini pero se te va de presupuesto o te parece que está demasiado concurrido, Burgau es una alternativa mucho más accesible y tranquila.