Unas 2.000 millones de personas menstrúan cada mes en todo el mundo. Entre el 5o y el 80% usan tampones cuando tienen la regla. Pues a pesar de que se trata de un producto de tanto alcance en la población, nunca hasta este mes de agosto se había analizado la ...
Unas 2.000 millones de personas menstrúan cada mes en todo el mundo. Entre el 5o y el 80% usan tampones cuando tienen la regla. Pues a pesar de que se trata de un producto de tanto alcance en la población, nunca hasta este mes de agosto se había analizado la presencia de metales tóxicos en estos productos de higiene.
La investigación, realizada por la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia y de la Universidad de California en Berkeley, y publicada recientemente en la revista Environment International ha hecho saltar la voz de alarma por los nivales de plomo y arsénico que contienen.
Cabe señalar que los tampones son motivo de especial preocupación como fuente potencial de exposición a sustancias químicas, incluidos los metales, porque la piel de la vagina tiene un mayor potencial de absorción de sustancias químicas que la piel de otras partes del cuerpo. Así lo afirma la autora principal del estudio, Jenni A. Shearston. "A pesar de este gran potencial de preocupación para la salud pública, se han realizado muy pocas investigaciones para medir las sustancias químicas presentes en los tampones. Resulta preocupante que hayamos encontrado concentraciones de todos los metales que analizamos, incluidos metales tóxicos como el arsénico y el plomo".
No en vano, se ha descubierto que los metales pueden aumentar el riesgo de demencia, infertilidad, diabetes y cáncer. Además de dañar el hígado, los riñones y el cerebro, y los sistemas cardiovascular, nervioso y endocrino. Por otro lado, son sustancias que pueden perjudicar la salud materna y el desarrollo fetal.
"Aunque los metales tóxicos son omnipresentes y estamos expuestos a niveles bajos en cualquier momento, nuestro estudio muestra claramente que los metales también están presentes en los productos menstruales y que las mujeres podrían tener un mayor riesgo de exposición al usar estos productos", agrega coautora del estudio, Kathrin Schilling.
Para la realización de la investigación, los expertos analizaron 30 tampones de 18 líneas, pertenecientes a 14 marcas. No especificaron cuáles, aunque sí que se venden en Estados Unidos, Reino Unido y Europa. A través de una técnica conocida como espectrometría, midieron los niveles de 16 metales: arsénico, bario, calcio, cadmio, cobalto, cromo, cobre, hierro, manganeso, mercurio, níquel, plomo, selenio, estroncio, vanadio y zinc. Encontraron todos ellos en los tampones en menor o mayor medida, pero especialmente altas fueron las de plomo y arsénico, hallado en dosis de 6,74 nanogramos por gramo y 2,56 nanogramos por gramo, respectivamente.
No se emplean metales para elaborar los tampones. Entonces, ¿cómo llegan hasta estos productos? De varias maneras, según los científicos: el material de algodón podría haber absorbido los metales del agua, el aire, el suelo, a través de un contaminante cercano (por ejemplo, si un campo de algodón estaba cerca de una fundición de plomo), o algunos podrían haber sido añadidos intencionalmente durante la fabricación como parte de un pigmento, blanqueador, agente antibacteriano o algún otro proceso en la fábrica que produce los productos.
Por eso, los investigadores esperan que se exija a los fabricantes que analicen sus productos para detectar metales, especialmente metales tóxicos.
En cuanto a cómo afecta esto a nuestro bienestar, no está claro si los metales detectados contribuyen a algún efecto negativo para la salud. Las investigaciones futuras probarán cuántos de estos metales pueden filtrarse de los tampones y ser absorbidos por el cuerpo; así como medir la presencia de otros químicos en los tampones.