En esta época donde darse un chapuzón se convierte en uno de los máximos placeres, soñamos con unas paradisiacas vacaciones a la orilla del Mediterráneo. Pero veranear en la costa del Atlántico o el Cantábrico también tiene su encanto. Y además, ¿sabías que nadar en agua fría aporta beneficios tanto ...
En esta época donde darse un chapuzón se convierte en uno de los máximos placeres, soñamos con unas paradisiacas vacaciones a la orilla del Mediterráneo. Pero veranear en la costa del Atlántico o el Cantábrico también tiene su encanto. Y además, ¿sabías que nadar en agua fría aporta beneficios tanto físicos como mentales?
El primero es que acelera el metabolismo. Núria Paredes, especialista en Medicina General del centro médico MGC Mutua, explica el porqué. "Cuando nadas en agua fría, al cuerpo le toca trabajar duro, simplemente porque tiene que mantenerse caliente. Por lo tanto se queman más calorías que en una sesión de natación en agua calefactada. Cuanto más fría esté el agua, más trabajará el cuerpo en convertir la grasa en energía. Si además estás nadando, el gasto calórico se multiplica".
También mejora la circulación. "Al meterse en agua fría, el cambio extremo de temperatura causa que el cuerpo ordene al corazón bombear más sangre a los órganos. Esto es una mejora en la circulación, que causa la eliminación más rápida de las toxinas, lo que fomenta una piel más clara y sana", desarrolla la experta.
Por otro lado, no es nuevo que el ejercicio, con independencia de cuál se trate, incrementa la producción de hormonas del bienestar, los conocidos neurotransmisores llamados endorfinas, que mejoran el humor y ayudan a eliminar el estrés y la ansiedad. Así pues, Paredes incide en que "el movimiento rítmico de la natación puede disipar los sentimientos estresantes, puesto que mantenemos nuestra atención en el movimiento del cuerpo. Es casi un ejercicio de meditación, según te deslizas por el agua". Pero además, "al sumergirte en agua fría tienes una sensación parecida al escozor, que el cuerpo neutraliza segregando más endorfinas. Éstas causarán cierta euforia al salir del agua".
En paralelo, al nadar en agua fría con regularidad, el sueño mejora. Esto se debe, según la doctora, "a que el agua fría estimula el sistema nervioso parasimpático, que ayuda al cuerpo a descansar y a auto-repararse". "Es un sentimiento de relajación y calma, que resultarán en una mejor calidad de sueño", apunta.
Y por último, pero no menos importante, al sumergirse en el agua fría, se experimenta algo llamado "shock de agua fría". "Este shock da un empujón al sistema inmune, causando una mayor producción de células sanguíneas y de antioxidantes, que ayudan a combatir enfermedades como el enfriamiento común o la enfermedad cardiaca", apunta Paredes. La euforia que causa nadar en agua fría, concluye la experta, "supera con creces la sensación, desagradable en general, que puede causar sumergirse en ella".