Quien más o quien menos utiliza recipientes herméticos para guardar la comida que haya sobrado en la nevera o en el congelador o para transportarla para llevar al trabajo, al colegio o cuanto se organiza un pícnic. Por eso es preferible escoger siempre táperes de cristal, así no estaremos expuestas a este compuesto. Las botellas de plástico y los moldes de repostería también están en el punto de mira. Se recomienda comprarlos en establecimientos de confianza y revisar muy bien las etiquetas para comprobar que no contienen bisfenol A (BPA), una sustancia química que se usa para fabricar plásticos y es "muy utilizada en la producción de utensilios para uso alimentario como en botellas, platos y tazas. También están presentes en las resinas utilizadas para hacer revestimientos protectores en recipientes de alimentos y bebidas, y en las tintas de los tiques de la compra", indican desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Este compuesto puede ser perjudicial para la salud cuando entra en contacto con los alimentos y bebidas, poniendo en peligro "el sistema inmunitario, hormonal y reproductivo, de desarrollo y metabólico", según exponen. En nuestro país está prohibida la incorporación de esta sustancia para la producción de los envases desde principios del año pasado, así lo contemplan en la web de la OCU.

Con precaución

Pero no solo basta con saber de su existencia, sino que se deben tomar una serie de medidas para evitar un riesgo mayor. Si vas a calentar la comida en el microondas, opta por hacerlo en un recipiente de cristal o en un plato, no reutilices la botella de agua de plástico y sustitúyela por una de cristal o por un termo de acero inoxidable. Gracias a estos últimos recipientes podrás conservar tus bebidas calientes o frías por un tiempo mayor. Tampoco introduzcas alimentos calientes en los envases plásticos, espera a que estos enfríen para guardarlos. En el caso de preparar algún dulce en casa, elige los moldes de metal, los de acero, los de aluminio, los de cerámica o los que cuentan con un revestimiento antiadherente. Aunque los de silicona son muy tentadores porque permiten que los bizcochos o pequeñas piezas de repostería se desmolden fácilmente y son más flexibles, los compuestos químicos pueden ser trasladados a los alimentos cuando se meten el horno y se exponen a temperaturas altas. En la Organización anterior han realizado una investigación para evaluar cómo de seguros eran los diferentes moldes de silicona y detectaron sustancias que procedían "de una fabricación imperfecta" del recipiente, así como también "aditivos y algunos compuestos clasificados como cancerígenos, mutagénicos o tóxicos a nivel reproductivo que se forman durante el proceso de fabricación". Asimilismo, encontraron la presencia de "otras sustancias químicas", que a pesar de ser "ingeridas en pequeñas cantidades" reconocen que "lo más probable es que no representen peligro para la salud".  De los 23 modelos analizados, 9 contaban con "alguna sustancia peligrosa", 8 se percibían como "poco seguros o inestables", y los 2 restantes rebasaban "el límite de migración global establecido para cualquier tipo de material en contacto con alimentos".

FOTO PRINCIPAL.: Foto de Ella Olsson.