Entre 1980 y 2019, las llegadas mundiales de viajeros pasaron de 177 millones a casi 1.500 millones al año. Por eso no es de extrañar que el turismo contribuya en gran medida a la crisis mundial de contaminación por plásticos, como advierte la ONU. 8 de cada 10 turistas visitan ...
Entre 1980 y 2019, las llegadas mundiales de viajeros pasaron de 177 millones a casi 1.500 millones al año. Por eso no es de extrañar que el turismo contribuya en gran medida a la crisis mundial de contaminación por plásticos, como advierte la ONU. 8 de cada 10 turistas visitan zonas costeras, lo que se suma a los 8 millones de toneladas de plástico que contaminan los océanos cada año. Muchos hoteles también están llenos de champús, cepillos de dientes y peines de plástico de un solo uso. Mientras que los cruceros vierten al mar grandes cantidades de aguas residuales cargadas de microplásticos.
Ante esta situación, se puede optar por tomar consciencia y viajar de forma más respetuosa con el medioambiente. Sí, es posible. Realizar turismo sostenible, por ejemplo, significa apostar por destinos comprometidos con el medio ambiente. La labor por parte de autoridades, instituciones y, sobre todo, sus habitantes han convertido a estas ciudades que recoge la Fundación Aquae, en los destinos sostenibles más preocupados por el cuidado del planeta y la lucha contra el cambio climático. Desde el fomento del transporte público hasta el reciclaje son algunas de las acciones que se han llevado a cabo y que han permitido convertir grandes ciudades en espacios que protegen el medio ambiente.
Este país quiere convertirse en uno de los destinos más sostenibles del mundo. El 60% de su tierra está cubierta por árboles, por lo que es uno de los países con más biodiversidad de Europa. El Patronato de Turismo tiene un programa nacional estructurado de certificación para desarrollar y difundir los destinos verdes
Actualmente, hay más de 350 sitios de conservación designados por todo el país que protege especies vegetales, animales y aves. El país ha tenido un fuerte crecimiento del turismo en los últimos diez años, lo que refleja el apoyo y la participación gubernamental que reciben.
No es un destino desconocido o inesperado, pero el nivel de implicación que tiene la capital danesa con el desarrollo sostenible obliga a promocionarla como una opción a tener en cuenta. Siempre a la vanguardia de la innovación y la investigación en favor de un futuro más verde, Copenhague aspira a ser una ciudad Carbon Neutral en 2025. Por esta razón, no resulta extraño que Copenhague se encuentre entre los mejores destinos de turismo sostenible del mundo.
De momento, sus habitantes pueden presumir de ser la ciudad más sostenible y limpia de Europa. En gran medida gracias a que la mitad de su población utiliza la bicicleta como principal medio de transporte. También contribuyen a este alto índice de sostenibilidad su alta tasa de reciclaje y la implantación de sistemas de generación de energía.
Pontrevedra es un gran ejemplo de cómo una ciudad se puede adaptar para convertirse en un gran destino de turismo sostenible. La capital de las Rías Baixas ha pasado en apenas veinte años de ser una pequeña capital de provincia a ser un referente de modelo urbanístico para otras ciudades de tamaño similar e incluso mayor. Las reformas se han encaminado a devolver la ciudad a las personas y sacar el tráfico rodado del centro.
Su inversión en movilidad le valió en 2015 el premio ONU-Hábitat al modelo urbano y el galardón a la Excelencia en Movilidad. Este premio reconoce el esfuerzo dedicado a adaptar la ciudad para convertirla en un entorno más sostenible. 66% de reducción de emisiones en el casco urbano en 14 años y construcción de 40 kilómetros de sendas peatonales y ciclistas cerca de la ría y los ríos.
El país vecino, Portugal, alberga algunos de los parajes naturales europeos mejor conservados. Entre ellos debemos destacar el municipio de Ponta Delgada, capital de las Islas Azores. Este archipiélago es un paisaje natural casi intacto, ya que solo el 5% de su superficie está construida. Viajando a un destino sostenible como las Azores, estamos apoyando la generalización de este tipo de prácticas.
Además, su ubicación, separada del continente, la protege de la afluencia masiva de turistas y facilita el contacto de sus visitantes con la gente local. Las islas Graciosa, Flores y Corvo son la joya de la corona de la Azores. Declaradas Reservas de la Biosfera cuentan con una gran cantidad de especias endémicas y de artrópodos. Junto a todas las del archipiélago, suman más de 300.
El turismo representa alrededor del 5% de la economía nacional. Y se estima que dentro de unos años dependerán de ese sector el 10% del PIB y casi el 11% de los empleos. Se trata de una industria clave en la diversificación económica, y las autoridades se han ocupado de proteger su futuro. La quinta parte del territorio de este país es espacio protegido.
Además, posee una legislación muy avanzada en la armonización del turismo con las necesidades locales. Ésta permite que las comunidades tribales sean copartícipes del negocio, otorgándoles beneficios y una voz sobre los proyectos (fundamentalmente safaris) acometidos en sus tierras ancestrales. En tanto que propietarias de los terrenos, las tribus las arriendan a empresas que deben demostrar su capacidad de generar beneficios económicos, sociales y medioambientales.