Malacara procede de una parcela extraordinaria, una finca de solo 0,24 hectáreas plantada en 1946 en la localidad de Cárdenas. La viña es un rara avis porque está poblada casi al 100% por cepas de la variedad Mazuelo, algo muy poco corriente en plantaciones de esta edad. Con Malacara 2021 Viñedos ...
Malacara procede de una parcela extraordinaria, una finca de solo 0,24 hectáreas plantada en 1946 en la localidad de Cárdenas. La viña es un rara avis porque está poblada casi al 100% por cepas de la variedad Mazuelo, algo muy poco corriente en plantaciones de esta edad.
Con Malacara 2021 Viñedos El Pacto muestra una vez más la singularidad del pequeño territorio donde está el alma del proyecto: el Alto Najerilla. Viñedos El Pacto, el proyecto riojano que bucea en los orígenes de Vintae, crece con un nuevo vino que sigue la estela de las referencias pegadas al terruño de la colección, dando fe del idilio de la compañía con la zona del Alto Najerilla.
Un viñedo puede ser extraordinario por muchas razones, pero Malacara reúne unas cuantas en tan solo la quinta parte de una hectárea. "Es excepcional por su composición varietal, ya que es prácticamente imposible encontrar viñedos completos de Mazuelo de esta antigüedad", explica Raúl Acha, director técnico de Viñedos El Pacto.
El origen de su nombre está en el paisaje que rodea la finca, una zona de terreno escarpado, lleno de barrancos y taludes. Su marco de plantación es estrecho, con 2,2 por 1,1 m, con un desnivel del 14%.
Nunca antes se había elaborado un vino de finca con la uva procedente de Malacara, que siempre había ido a parar a coupages con otras variedades. "La Mazuelo es una variedad que históricamente se ha utilizado para vinos de mezcla, porque aporta color, viveza y acidez a otras uvas", explica Richi Arambarri, "por eso nos resultaba apasionante mostrar el potencial de esa variedad tradicional en viñas viejas, algo muy raro de encontrar en Rioja". Además, Malacara "es un viñedo de alto valor genético, ya que se injertó de una selección masal, procedente de una mezcla de diversas cepas de Mazuelo recogidas entre viñedos de la misma localidad, Cárdenas. Su diversidad nada tiene que ver con las homogéneas viñas plantadas en las últimas décadas con el clon de turno", añade Arambarri.
Para la elaboración de Malacara 2021, Raúl Acha siguió la filosofía de mínima intervención de Viñedos El Pacto. La parcela se vendi- mió el 15 de octubre y, al llegar a bodega, la uva se despalilló por completo sin estrujar, se hizo una maceración muy respetuosa en un depósito abierto donde también se desarrolló la fermentación alcohólica espontánea con levaduras salvajes de la uva. La crianza fue "poco convencional", ya que el vino permaneció 16 meses en un ánfora de gres, un material cerámico pero muy poco poroso. En este recipiente inerte y sin interferencia alguna con ningún tipo de madera, el vino se va ensamblando poco a poco con la aportación justa de oxígeno, "haciéndose a sí mismo", explica Acha.
El resultado es un vino con una exquisita acidez que marca todo su recorrido en boca, un vino sedoso y uido, con una amplitud que solo se puede conseguir en viñas viejas. Su acidez natural proviene de la variedad Mazuelo, reconocida por ello, pero también de la zona alta y fresca donde nace. Aromáticamente, destacan las delicadas notas orales, combinadas con fruta roja fresca y una capa de monte bajo y plantas aromáticas que te traslada al entorno de Alto Najerilla. Su riqueza aromática deriva de que la Mazuelo es una variedad tardía, su vendimia a mediados de octubre proporciona una maduración prolongada en el tiempo y durante un periodo de temperaturas nocturnas bajas.
Su crianza extremadamente respetuosa en un material que no interfiere en el vino ha facilitado que esa acidez se haya ensamblado y pulido convirtiéndose Malacara 2021 en un vino con gran capacidad de guarda en botella, pero listo para descorcharse ya.
En esta primera añada 2021se han elaborado tan solo 310 botellas que salen al mercado con un PVP de 56,95 euros.
Viñedos El Pacto cuenta con 45 hectáreas de viñedo en la comarca del Alto Najerilla, donde tiene sus raíces la familia Arambarri, propietaria de Vintae, en Badarán, y también su director técnico, Raúl Acha, en Cárdenas. El Pacto es su proyecto más vinculado al origen y la apuesta más firme de la empresa vinícola riojana en los últimos años, con el objetivo de preservar el patrimonio de viñedo viejo con una viticultura natural y manual, fomentando la biodiversidad de sus parcelas.
Malacara es el sexto vino de la colección, que cuenta con dos vinos de zona, El Pacto de la Sonsierra (tinto) y El Pacto del Alto Najerilla (blanco); un vino de pueblo, El Pacto de Cárdenas Ojo Gallo; dos vinos de Viñedo Singular, Riojanda Viñedo Singular y Valdechuecas Viñedo Singular; y la cúspide del proyecto, el vino que homenajea al patriarca de la familia Acha, Jesús Acha Blanco.