El virus del papiloma humano (VPH) es responsable de prácticamente todos los cánceres de cuello uterino en las mujeres, pero también es el detonante de la mayoría de casos de cáncer anal. Si bien este tipo de cáncer es minoritario, cada vez se están registrando más casos. De ellos, el ...
El virus del papiloma humano (VPH) es responsable de prácticamente todos los cánceres de cuello uterino en las mujeres, pero también es el detonante de la mayoría de casos de cáncer anal. Si bien este tipo de cáncer es minoritario, cada vez se están registrando más casos. De ellos, el 91% se deben a la infección por el virus del papiloma humano (VPH), según datos facilitados por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC).
La presencia de virus VPH 16 en el ano significa una mayor posibilidad de desarrollar un cáncer si no se eliminan a tiempo las lesiones ocasionadas por él. De hecho, estudios realizados en EE.UU. han determinado como las mujeres que sufrieron cáncer de cérvix entre los 20 y 53 años, transcurridos 10 años de haber superado esta patología, incrementaron en 3,5 veces las posibilidades de verse afectadas por un cáncer anal.
¿Por qué se incrementan los casos en mujeres?
En los países desarrollados, la incidencia del carcinoma de células escamosas (CCE) anal ha ido en aumento; especialmente en mujeres mayores de 60 años que presentan un estadio de enfermedad más avanzado que los hombres. Históricamente, la detección del CCE anal se ha centrado en personas que viven con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), en su mayoría hombres que practican sexo con hombres. No obstante, se ha demostrado que las mujeres con lesiones precursoras y cáncer de cuello uterino, vagina, y sobretodo de vulva, también tienen incrementada a la posibilidad de desarrollar un cáncer anal.
Este aumento del cáncer anal entre las mujeres se explica porque las mujeres que hoy tienen entre 60-80 años vivieron la revolución sexual de finales de los años 60, con el consecuente aumento de las infecciones de transmisión sexual y del VPH. Sin pruebas de diagnóstico que detectaran lesiones anales debido al virus, estas mujeres han desarrollado carcinoma en años posteriores. Actualmente, el cribado del cáncer de cuello de útero está cambiando de la citología a la prueba del VPH, así que es ahora cuando se podrá empezar a detectar estos casos.
La infección por VPH tiene lugar en edades tempranas con las primeras relaciones sexuales. En la mayor parte de los casos, la infección desaparece de forma espontánea, pero en algunos casos no desaparece y puede ocasionar lesiones más complicadas a largo plazo. Las lesiones escamosas ocasionadas por el virus VPH acostumbran a aparecer en el cérvix, sobre los 30-35 años; pero en la vagina, vulva y ano hacia los 50-60 años. Dichas lesiones, si no se detectan a tiempo pueden acabar generando cáncer de cérvix o ano.
Otro gran mito son las prácticas sexuales de riesgo. Cualquier tipo de contacto sexual, aunque sea sin penetración (como por ejemplo el `petting´), implica la posibilidad de contraer una infección VPH que provoque lesiones vulvares, anales, cervicales o vaginales. No hay distinción entre una parte y otra de los genitales femeninos. Es más importante el número de parejas sexuales que, por ejemplo, ser receptor de sexo anal para contraer una infección anal por VPH.
¿Cómo evitar la aparición de un cáncer anal?
La prevención es la principal opción para alejar las posibilidades de aparición de un cáncer. La vacuna del VPH, autorizada en España en 2008, es la vía más fiable para generar anticuerpos frente al virus y evitar la aparición de futuros carcinomas. Desde 2022, también se recomienda vacunar, no sólo a las niñas de entre 12 y 18 años, sino también a los varones.