El consumo de pescado en nuestro país ha ido descendiendo de manera progresiva desde el año 2008 al 2022, según los datos recopilados por Statista en su gráfica. En ella se puede observar cómo el consumo nacional de este producto se situó por encima de los 800 millones de kilogramos en 2022, lo que supuso un descenso de 164 millones de kilogramos en comparación con el año anterior. Atendiendo a su consumo per cápita fue de 10 kilos. Dentro de esa cantidad, 2 kilos se corresponden con merluza y pescadilla, y le sigue de cerca el salmón, con un consumo de 1,2 kilos por persona, tal y como refleja el portal de estadísticas online. En cuanto al precio medio de estos comestibles en España, las variedades que más han incrementado su valor han sido el rodaballo, el salmón, el rape, el lenguado y el atún y bonito, superando todos ellos los 11 euros el kilo, indican en su web. El elevado coste del producto ha llevado a los hogares españoles a reducir su gasto en la cesta de la compra. Algunas familias han buscado alternativas para continuar consumiendo pescado, optando por otros modelos, como el congelado o en conserva, mientras que otras han decidido tomarlo con menos frecuencia.

Una vez analizado el mercado, vamos a centrarnos en el pescado fresco o crudo, que es aquel que puede contener anisakis, un parásito que se encuentra alojado en "la ventresca y zona abdominal", explican desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Su presencia se ha incrementado después de que se "destripen los pescados en alta mar y arrojen sus vísceras al agua (otros peces se las comen y se infectan, propagándose así el parásito)" y el repunte en el consumo del pescado crudo o poco hecho, como el sushi, también ha contribuido a este aumento, apuntan. Para evitar el contacto con el parásito, se recomienda una limpieza exhaustiva del ejemplar, "destripándolo cuanto antes para evitar que se desplace hacia los músculos", es conveniente congelarlo durante unos días a baja temperatura o cocinarlo, ya sea friéndolo, asándolo, a la plancha u horneándolo para destruirlo. La OCU advierte de que si se opta por el marinado "que no ha sido previamente congelado" corremos el riesgo de que esté presente.

No todos los pescados que encontramos en la pescadería tienen anisakis. Por ejemplo, aquellos de agua dulce. Es el caso de las truchas y las carpas. En cuanto a las gambas, los cangrejos, las almejas y los caracoles, tal y como exponen en la nota prensa de IENVA. Centro de Investigación de Endocrinología y Nutrición Clínica, "pueden considerarse seguros". Sin embargo, "la merluza, el besugo, la bacaladilla, los boquerones o la pescadilla" suelen tenerlo, informan desde la OCU, al igual que en los "cefalópodos (calamar, pulpo, sepia, etc.)", indican desde la Agencia española de seguridad alimentaria y nutrición (AESAN).

Si una persona ha ingerido este alimento contaminado, comenzarán a desencadenarse una serie de síntomas pasados unos días después de su ingesta, que van desde dolor de estómago, pasando por vómitos, hasta diarrea u obstrucción intestinal. Aunque también pueden manifestarse alergias: "leve urticaria o complicarse desembocando en casos extremos en un shock anafiláctico", aseguran desde la OCU.

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