El sueño es fundamental para la salud en general. Cuando no se duerme lo suficiente o se duerme mal, suelen presentarse cansancio diurno, irritabilidad y falta de rendimiento, entre otras alteraciones. Sea cual sea la causa, la calidad de vida de quien lo padece se verá afectada y es imprescindible resolver la situación para mejorarla.

Los especialistas señalan que, cuando el calor no te deja dormir, sería recomendable actuar a tres niveles:

1-A nivel nutricional. Beber algo fresco, siendo el agua la mejor opción (no es necesario que esté demasiado fría porque lo importante es que te refresque e hidrate) o tomar una infusión relajante (tila o valeriana, por ejemplo) para evitar los nervios que genera no poder dormir. Evitar el consumo de alcohol porque el metabolismo del alcohol genera calo y, aunque inicialmente puede provocar sueño, te despertarás pronto por lo que se combinan dos factores que te impedirán dormir. Cenar algo ligero y fresco (gazpacho o ensalada, por ejemplo) para evitar el aumento de temperatura corporal debido a la metabolización de los alimentos.

2-Mejorar hábitos. Acostarse fresca mediante la aplicación de una ducha o un baño templados sin utilizar agua muy fría ni muy caliente porque funciona mejor la templada y es preciso regularla antes de aplicarla sobre tu cuerpo. Dormir en una zona fresca de la casa, si tienes sótano o terraza y están a buena temperatura, traslada ahí tu dormitorio (un colchón, una almohada y una sábana o manta son elementos suficientes). Lavarse las manos con agua fría porque genera una sensación de frescor inmediato y aplicarla también en la nuca y las sienes para conseguir que el centro regulador de temperatura corporal controle el exceso de calor. Mantener la habitación a oscuras el mayor tiempo posible evitando que el sol la caliente, bajar la persiana en los momentos de calor y dejar las ventanas abiertas para que circule el aire.

3-Emplear aparatos específicos. Usar un ventilador sin orientarlo directamente a tu cuerpo para conseguir que recircule el aire de la habitación, colocado cerca de una ventana abierta y con un recipiente de agua con hielo detrás para que se refresque mejor el ambiente. Utilizar el aire acondicionado de manera adecuada porque no es necesario congelar el ambiente y puedes utilizar un aparato portátil para reducir el coste energético y refrescar únicamente la zona en la que te encuentras. Emplear un acumulador de frío si vives en una casa que no tiene aire acondicionado.

Cuando no consigues dormir y el problema persiste, acude a tu médico, pues es preciso que realice un diagnóstico específico para determinar lo que sucede. Si fuera necesario, administrará un tratamiento farmacológico que va a estar totalmente personalizado.