Es posible mantener una dieta ya iniciada previamente durante las vacaciones, especialmente si has conseguido establecer unas pautas alimenticias saludables y reducir tu peso y volumen. Puedes consumir alimentos saciantes como los frutos secos (almendras y pistachos) o los encurtidos (pepinillos y aceitunas) para disfrutar el aperitivo. Los platos principales deberían ser ricos en proteínas (carne de pollo, conejo y pavo o pescados a la plancha, revueltos con verduras y marisco) o ensaladas (con legumbres, fruta y pavo) aliñadas con aceite de oliva virgen y especias.

Mantener unos hábitos saludables puede ayudarte a controlar tu peso es vacaciones. Sería recomendable hacer ejercicio diariamente, beber agua (alcalina y con bicarbonato que estimula la digestión y neutraliza la acidez estomacal), comer varias veces al día (pequeñas raciones), evitar las comidas fritas, consumir frutas y verduras en abundancia (la fibra te ayudará a mantener un correcto ritmo intestinal) y beber infusiones diuréticas que te ayuden a eliminar toxinas (té verde, manzanilla, boldo y cola de caballo).

Si crees que has sobrepasado tus límites porque te has permitido algún exceso y quieres minimizar el riesgo de aumento de peso, sería recomendable:

1-Aumentar la práctica de ejercicio. No es imprescindible acudir al gimnasio, aunque podría ser el momento para seguir o iniciarlo si siempre lo habías deseado y no habías podido. Disfruta de un paseo por la arena de la playa o por el campo o pedalea en la bicicleta al aire libre.

2-Depurar y desintoxicar tu organismo. Consume mayor proporción de los alimentos considerados desintoxicantes (yogur con bifidus, germinados, puerros, cebolla, pomelo y sandía) combinados con una alta ingesta de agua (si es posible, añádele zumo de limón para mejorar la depuración).

3-Disfrutar de un masaje en un centro especializado. Siempre es placentero pero, además, puede resultar tonificante y purificante (como ocurre con el drenaje linfático, por ejemplo).

4-A nivel nutricional. Evitar los hidratos de carbono (pan, pasta, etc.), limitar la sal (para reducir la retención de líquidos) y no abusar de los dulces.

Si padeces alguna patología asociada a la alimentación como la hipercolesterolemia o la diabetes, debes mantener las pautas indicadas por tu médico, sin añadir ni eliminar nada de lo indicado por él. No puedes abandonar tu medicación ni consumir alimentos prohibidos por el especialista porque puede presentarse un problema Tampoco puedes olvidarte del ejercicio a diario, pero puedes sustituirlo ya que las opciones se amplían ya que es más fácil nadar o bailar si te has desplazado a un lugar en el que estas actividades resulten accesibles.