Botánicamente los rábanos se denomina Raphanus sativus, y pertenecen a la familia de las crucíferas. Existen variedades de diferentes colores (rojo, amarillo, rojo y blanco y negro) y distintos calibres, con diferentes nombres. Actualmente se cultivan en invernaderos durante todo el año y se consiguen cosechas con rapidez y sencillez ...
Botánicamente los rábanos se denomina Raphanus sativus, y pertenecen a la familia de las crucíferas. Existen variedades de diferentes colores (rojo, amarillo, rojo y blanco y negro) y distintos calibres, con diferentes nombres. Actualmente se cultivan en invernaderos durante todo el año y se consiguen cosechas con rapidez y sencillez aunque es preciso protegerlos del ataque de caracoles y pulgones, entre otros.
A nivel nutricional el rábano es un alimento con un bajo aporte calórico. Presenta un alto contenido en agua (aproximadamente el 95%) y bajo en compuestos que aportan calorías (como los hidratos de carbono, por ejemplo). Aporta vitamina C, pequeñas cantidades de vitaminas del grupo B, minerales (hierro, potasio y fósforo), proteínas, fibra, antocianinas y compuestos azufrados (especialmente glucosinolatos que le confieren sabor picante).
Entre sus propiedades, destacarían:
1-El rábano en crudo se emplea para mejorar deficiencias de vitamina C, urticarias y artritis.
2-El caldo obtenido tras ser cocidos en agua puede mejorar los problemas respiratorios (actúa como expectorante) y gástricos (alivia la indigestión y las flatulencias).
3-Se consideran diuréticos y desintoxicantes, muy adecuados para mejorar la salud hepática, pues purifican la sangre eliminando toxinas y residuos.
4-Los rábanos son bajos en calorías y ricos en fibra, lo que los convierte en alimentos adecuados para las dietas encaminadas a bajar de peso.
5-Se cree que las antocianinas tienen propiedades antiinflamatorias y pueden ayudar a reducir la inflamación presente en todo el cuerpo.
Los rábanos resultan muy versátiles en la cocina. Pueden ser consumidos directamente en crudo, bien lavados y pelados (si así lo deseas), para poder aprovechar su textura crujiente cuando están frescos. Pueden consumirse enteros, cortados en mitades o cuartos, laminados muy finos, picados o rallados para añadirlos a una ensalada o utilizarlos como aperitivo. También se pueden saltear, asar, hervir o freír. Las hojas pueden emplearse en un revuelto o en una menestra. Si te molesta mucho el sabor picante que presentan puedes pelarlos y aliñarlos con zumo de limón y aceite para rebajar la intensidad del sabor.
Pueden emplearse como guarnición de cremas y sopas frías (como el gazpacho), en forma de crudités (cortados en tiras y acompañando a hummus y guacamole, por ejemplo) o integrados en salsas a las que aportan un toque diferente (como la mahonesa).
A pesar de que su consumo no suele presentar complicaciones, algunos especialistas señalan que no estaría recomendado para personas hipotensas (porque el rábano reduce los niveles de tensión arterial), en personas con problemas renales, en personas propensas a presentar cálculos biliares o en embarazadas. También suele indicarse que, consumir rábanos en alta cantidad, podría provocar irritación del tracto digestivo y gases. Existen personas alérgicas al rábano que pueden presentar picor y urticaria tras su ingesta.