La práctica del grounding (también conocido como earthing), nos propone andar descalzas y conectar con la tierra, la hierba o la arena, es decir, un pleno contacto con la naturaleza para aprovechar sus beneficios. Y hacerlo de manera regular nos puede ayudar a promover nuestro bienestar. Una práctica que está ...
La práctica del grounding (también conocido como earthing), nos propone andar descalzas y conectar con la tierra, la hierba o la arena, es decir, un pleno contacto con la naturaleza para aprovechar sus beneficios. Y hacerlo de manera regular nos puede ayudar a promover nuestro bienestar. Una práctica que está ganando muchos adeptos, ya que la tierra contiene una carga negativa de electrones que, cuando entramos en contacto directo con ella, nuestro cuerpo absorbe estos electrones y reduce la inflamación. Además del inmenso placer que supone caminar descalzos en la arena de la playa. ¿Y qué me dices de sentir cómo las olas del mar nos acarician los pies?, ¿o del roce de la hierba cuando caminamos sobre el césped?
Unos pequeños gestos que nos van a permitir mejorar nuestro bienestar y controlar algunas enfermedades, ya que llevan consigo la activación de numerosas terminaciones nerviosas de la planta de nuestros pies que, además, pueden ayudarnos a sanar nuestra alma, mejorar nuestro estado de ánimo y fomentar el bienestar general.
Pero la idea no es solamente tener ese contacto directo sobre la hierba o la arena de la playa. Andar descalza en casa también es muy recomendable ya que evitamos la presión que suele provocar el calzado y la humedad que se genera en el pie. Un hábito que nos permite estimular y trabajar los músculos que se encuentran anulados o atrofiados ante el uso continuado del calzado, corregir desequilibrios en los movimientos, además de fortalecer los músculos, los huesos de los pies y los tobillos. Sobre todo, porque se ha descubierto que aquellas personas que han vuelto a conectarse con la tierra han mejorado su función física, además de experimentar una disminución del cansancio, la fatiga, el dolor y la depresión. Fundamentalmente, porque con este sencillo gesto, las conexiones eléctricas de la naturaleza actúen en el organismo.
Aparte de la enorme variedad de beneficios que se asocian a la práctica de andar descalzas, vamos a enumerar algunos de los más destacados son:
- Ayuda a sentirse enérgico: volver a la conexión original de la vida contribuye a que la persona se sienta con más energía y vitalidad.
- Desinflamación: se dice que el contacto con la tierra puede reducir la inflamación y los daños en algunas células.
- Sincronización: del cuerpo con el horario del día y de la noche, lo cual permite que la persona pueda descansar durante la noche y sentirse bien al siguiente día.
- Antioxidante: quienes practican earthing aseguran que la conexión con la energía eléctrica de la tierra puede tener un potencial antioxidante, aunque no hay prueba de ello.
- Libera del estrés: porque la persona se desconecta por un momento de las cargas de la cotidianidad y vuelve al sentido original de su vida.
- Efectos relajantes: puede ayudar a reducir la ansiedad, pues promueve la calma y el equilibrio del sistema nervioso.