La masa ósea es la cantidad de hueso presente en el esqueleto de cada persona. Depende de la raza, la edad, el sexo y la genética, ente otros factores. El máximo nivel se alcanza entre los 30 y los 35 años. En las mujeres se presenta un descenso más acusado ...
La masa ósea es la cantidad de hueso presente en el esqueleto de cada persona. Depende de la raza, la edad, el sexo y la genética, ente otros factores. El máximo nivel se alcanza entre los 30 y los 35 años. En las mujeres se presenta un descenso más acusado debido a la menopausia, fase durante la cual, por la reducción hormonal que lleva aparejada, se produce también una disminución más rápida de masa ósea que no tiene que llegar a ser patológica.
Para la clasificación de la osteoporosis se puede hablar de varios tipos distintos en función de la causa que la produce y de la frecuencia de aparición. La más común es la osteoporosis del anciano, asociada a la edad y al exceso de actividad tiroidea o a la carencia de vitamina D. La posmenopáusica estaría ligada a la menopausia femenina por disminución de estrógenos y equiparable en los hombres a la reducción de la testosterona que provocaría la patología. También puede presentarse debido a factores como la inactividad continuada o procesos reumáticos, entre otros.
Es una patología silenciosa imperceptible por el afectado hasta que la densidad ósea se ha reducido a niveles preocupantes. Los síntomas detectables en etapas avanzadas incluyen frecuentes fracturas de huesos (normalmente en muñecas, cadera y vértebras) ante pequeños golpes o incluso espontáneamente, problemas cervicales, dolor de huesos por aplastamiento de las vértebras, dolor en la parte baja de la espalda o cambios en la estructura corporal (reducción de altura, aparición de una joroba y encorvamiento de la espalda, por ejemplo).
El diagnóstico debe realizarlo el médico. Se utilizan varias pruebas que son complementarias. Primero se hace una anamnesis (historia clínica) completa y una exploración física sistemática. Se indica un análisis de sangre y orina completos y radiografías de pelvis y columna para descartar la existencia de fracturas. La prueba estrella, indolora y no invasiva, es la densitometría de columna y cadera, que permite medir la masa ósea real y comprobar la evolución de la pérdida, ver la respuesta al tratamiento y predecir el riesgo de fractura del paciente. Otra prueba de interés es el TAC (tomografía axial computerizada) que determina la densidad ósea con precisión. Se están investigando nuevas posibilidades (como los ultrasonidos) para detectarla en estadíos iniciales y prevenir fracturas.
Entre las medidas preventivas se recomienda eliminar los factores de riesgo, mantener una dieta equilibrada y hacer ejercicio desde la juventud. Los estudios epidemiológicos demuestran que una dieta rica en calcio y vitamina D ayudaría a prevenir su aparición. También resulta adecuado caminar habitualmente, pues el ejercicio que implica tracción del músculo sobre el hueso favorece que éste mantenga su masa y gane densidad. Además, la elasticidad que se consigue realizando un ejercicio moderado (taichí o yoga, por ejemplo) ayuda a evitar caídas y fracturas.