El conocido como "burnout parental" se define como un estado de malestar crónico, sobre todo a nivel mental y emocional, que aparece cuando los padres con hijos sienten que no tienen los recursos suficientes para lidiar con el estrés que conlleva la paternidad. Y aunque el concepto es relativamente nuevo ...
El conocido como "burnout parental" se define como un estado de malestar crónico, sobre todo a nivel mental y emocional, que aparece cuando los padres con hijos sienten que no tienen los recursos suficientes para lidiar con el estrés que conlleva la paternidad. Y aunque el concepto es relativamente nuevo (surgió en la década de 1980), las noches sin dormir, los días extenuantes intentando lidiar con la conciliación laboral y personal, la exigencia del día a día, el estrés emocional y la presión social da lugar a lo que, en la actualidad conocemos como el "síndrome de burnout parental". Un desgaste extremo en el entorno de la crianza, más común de lo que pensamos y que lo sufren más las madres, sobre todo si tenemos en cuenta que son ellas las que pasan más tiempo con los hijos y, además, llevan el peso de la crianza, la educación y se encargan de las tareas del hogar. Todo ello provoca un continuo y elevado agotamiento psicológico, la sensación de no realización parental y el distanciamiento emocional de los hijos.
Porque la denominada paternidad positiva actual demanda a los progenitores cuidar de sus hijos con una implicación máxima, de tal manera que casi se exige a los padres que proporcionen a sus hijos una buena educación, estabilidad emocional, una alimentación saludable, seguridad económica, etc. Es decir, que sean unos "super `padres" capaces de proporcionar todo lo que necesiten sus hijos para una vida sana y feliz, sin olvidar sus tareas laborales ni el cuidado de su apariencia personal: es decir, el prototipo de madre o padre perfectos.
Una exigencia por parte de la sociedad y el propio entorno que puede mermar la autoestima de los progenitores, de tal manera que les provoque una sensación de culpabilidad al considerar que no están a la altura de lo que se les pide. O lo que deben hacer, según los estereotipos marcados. Porque si no eres esa madre que lleva a sus hijos al cole, sale con sus amigas a los mejores restaurantes, es capaz de hacer galletas caseras, les confecciona ella misma el disfraz para las fiestas del cole, va al gimnasio tres días por semana o viajan a los mejores destinos, puede generar un nivel de estrés y frustración que dé lugar al "burnout parental".
Y las redes sociales han contribuido a esa sensación al mostrarnos imágenes de papás y mamás felices y sonrientes, paseando con sus hijos por la playa o disfrutando de un día en el campo, todo ello en un ambiente relajado, de felicidad absoluta y amor infinito.
Las consecuencias de sufrir burnout parental dependen de las características personales, de la fortaleza mental del padre o de la madres y del entorno en el que se desarrolla esa crianza. Pero algunas de las más comunes son las que enumeramos a continuación:
- Aumento de la irritabilidad.
- Sentimiento de culpabilidad y vergüenza.
- Ansiedad, tristeza o depresión.
- Trastornos del sueño.
- Conflictos de pareja y posible deterioro de la relación padres-hijos.
- Dolores de cabeza, malestar digestivo o dificultad para concentrarse.
- Incremento del consumo de alcohol u otras sustancias psicoactivas.