El origen de las espinacas no está totalmente documentado pero se cree que proceden de Persia y fueron traídas por los árabes a Europa en el siglo XI. A partir de ese momento, su cultivo se extendió por Europa, donde siguen cultivándose con éxito en verano e invierno, hasta el ...
El origen de las espinacas no está totalmente documentado pero se cree que proceden de Persia y fueron traídas por los árabes a Europa en el siglo XI. A partir de ese momento, su cultivo se extendió por Europa, donde siguen cultivándose con éxito en verano e invierno, hasta el momento actual.
Botánicamente se denomina Spinacia oleracea. Es una planta anual de la familia de las amarantáceas, cultivada como verdura por sus hojas comestibles, grandes y de color verde. Su puede cultivar en cualquier época del año y se puede consumir fresca o cocinada. Puedes encontrarla en diferentes puntos de venta fresca o congelada.
A nivel nutricional destacaría que aportan 31 calorías por cada 100 gramos. Contienen fibra, proteínas, carotenoides, vitaminas (A, C, del grupo B, K y E) y minerales (calcio, hierro, magnesio y potasio, fundamentalmente).
Puedes encontrarlas en diferentes puntos de venta frescas o congeladas. Las frescas deben guardarse en la nevera hasta el momento de consumirlas para mantener sus propiedades. Son versátiles y se adaptan a numerosas recetas tanto crudas como cocinadas. Resultan adecuadas para elaborar ensaladas, revueltos, pizzas, zumos o purés, por ejemplo.
Se les atribuyen numerosos beneficios asociados a su composición entre los que destacarían:
1-Fibra soluble e insoluble, que favorece el tránsito intestinal.
2-La vitamina E y la vitamina C contribuyen a la protección de las células frente a la oxidación causada por los radicales libres.
3-Los folatos contribuyen a la formación natural de las células sanguíneas.
4-La vitamina A contribuye al mantenimiento de las mucosas, la piel y la visión en condiciones normales. También aportan carotenoides que se transforman en vitamina A en el organismo.
5-Los minerales y vitaminas mejoran la capacidad cognitiva, especialmente la memoria y la concentración.
6-Otros carotenoides como la luteína y la zeaxantina, mejoran la funcionalidad y las estructuras el ojo, especialmente la mácula (zona de mayor agudeza visual) cuya degeneración es la causa principal de ceguera en la edad avanzada.
7-Se considera fuente de hierro, que se absorbe con mayor dificultad que el de la carne y sus derivados, aunque la presencia de vitamina C mejora su absorción y mejora los problemas asociados a la anemia ferropénica.
Es importante señalar que contiene ácido oxálico que, cuando se combina con minerales (como hierro, magnesio y calcio, entre otros) forma oxalatos, cristales que agravan la formación de cálculos renales en personas con tendencia a presentarlos. Además, son fuente de vitamina K por lo que, cuando se administran medicamentos anticoagulantes, es necesario consultar al médico su consumo.