El colesterol es necesario para el correcto funcionamiento del organismo porque presenta numerosas funciones vitales (se encarga de producir hormonas, vitamina D y sustancias que facilitan la digestión de los alimentos ingeridos, por ejemplo). Entre los numerosos factores que inciden en su formación destacarían: 1-Características genéticas que influyen en la aparición de ...
El colesterol es necesario para el correcto funcionamiento del organismo porque presenta numerosas funciones vitales (se encarga de producir hormonas, vitamina D y sustancias que facilitan la digestión de los alimentos ingeridos, por ejemplo).
Entre los numerosos factores que inciden en su formación destacarían:
1-Características genéticas que influyen en la aparición de hipercolesterolemia. En ocasiones se presenta una enfermedad hereditaria que se manifiesta desde el nacimiento generada por alteraciones en el gen que codifica el receptor de los componentes naturales encargados de eliminar el colesterol de la sangre. Esta alteración genera un aumento de los niveles de colesterol en sangre, principalmente del colesterol transportado por lipoproteínas de baja densidad (LDL).
2-Presentar determinadas enfermedades, especialmente hepáticas, endocrinas y renales.
3-Realizar una dieta inadecuada. Incluir alimentos ricos en grasas poliinsaturadas y colesterol y beber alcohol, por ejemplo, provoca un aumento en los niveles de colesterol en sangre.
4-Seguir un tratamiento específico con ciertos fármacos podría incrementar los niveles de colesterol.
Los expertos señalan que, para reducir la hipercolesterolemia, suele recomendarse realizar cambios en el estilo de vida. Se recomienda seguir una alimentación sana, reducir la ingesta de alcohol, dejar de fumar, evitar el exceso de peso y realizar ejercicio físico a diario para reducir los niveles de colesterol elevados.
Entre ellos destacan la importancia de seguir una alimentación saludable y realizan recomendaciones dietéticas generales entre las que se incluye cocinar con poca grasa (al horno, a la plancha, a la parrilla, al microondas, asado o al vapor).
También se recomienda evitar el consumo de ciertos alimentos con un aporte de grasa perjudicial en su composición. Se recomienda sustituir los lácteos enteros por los desnatados, la mantequilla por el aceite de oliva y las carnes grasas por carnes magras con poca grasa, como el conejo o el pollo sin piel. Además, se recomienda no consumir embutidos, yema de huevo, fritos comerciales y bollería industrial, entre otros.
La dieta debería estar basada en el consumo de alimentos con nutrientes que ayudan a reducir los niveles de colesterol en sangre y aumentar el colesterol-HDL (denominado colesterol bueno). Aportan ácidos grasos monoinsaturados (presentes en el aceite de oliva virgen), ácidos grasos omega-3 (presentes en pescado azul como sardina, atún, boquerón y salmón y del que se recomienda consumir al menos tres raciones a la semana), esteroles vegetales (presentes en aceites vegetales y alimentos de origen vegetal) y antioxidantes (como frutas y verduras en cinco raciones al día). Consumir, además, hortalizas, cereales integrales (pan, pasta y arroz), frutos secos (nueces, almendras, pistachos y avellanas) y legumbres (tres raciones a la semana) es fundamental para su control adecuado.